“Conquista épica”: la extraordinaria historia de ‘Los Intrépidos’ de Huancayo que marcaron un hito en 1953 al dominar el nevado Lasuntay

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Siendo un importante ramal de la Cordillera de los Andes centrales, el Huaytapallana se extendía por unos 60 kilómetros de longitud, desde Jauja, donde empezaba, yendo hacia el sureste hasta la provincia de Tayacaja, en Huancavelica. Este fenómeno de la ‘Janca’ (cordillera) mostraba nevados que superaban los 5 mil metros de altura. A ese ecosistema cordillerano pertenecía el hermoso macizo Lasuntay.

El grupo de andinistas ‘Los Intrépidos’ planificó su hazaña con un verdadero entusiasmo, una cualidad que le sobraba, a falta de los instrumentos especializados que siempre traían los extranjeros. Un mes antes, en agosto de 1953, ellos vivieron el estímulo de saber, por las páginas de El Comercio, que otro equipo de andinistas netamente peruanos había conquistado la cima del Huascarán (Áncash), el nevado más alto del Perú.

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Ese otro esfuerzo de escalamiento fue el de los hermanos Yanac, protagonistas de ese nuevo andinismo peruano que buscaba la gloria en esa grandiosa década de 1950. Los Yanac, junto con César Morales Arnao, andinista y corresponsal de El Comercio, habían fundado, en 1952, el “Club Andinista Cordillera Blanca”. Con ese ejemplo a la vista, ahora les tocaba a los escaladores del Centro Andinista Huancaíno ‘Los Intrépidos’ llegar a la cima del Lasuntay, en el Huaytapallana (Junín).

LA HAZAÑA DE ‘LOS INTRÉPIDOS’ EN LAS ALTURAS HUANCAÍNAS DEL HUAYTAPALLANA

El sábado 12 de setiembre de 1953 fue el día de la conquista del pico Lasuntay, de 5.710 m.s.n.m., por el grupo de connacionales huancas. El primer medio de prensa que dio cuenta del hecho, el lunes 14 de setiembre, fue el diario La Voz de Huancayo, en cuya editorial, que reprodujo luego El Comercio, se indicaba que el pico más alto del Huaytapallana había sido vencido.

De esta forma, se confirmaba que el conocido “Techo de Huancayo” era ideal para la práctica del andinismo. El matutino huancaíno decía, finalmente: “El Grupo Andinista local que ha cumplido la brillante hazaña, ha tenido que vencer la inclemencia del tiempo y oponer su voluntad a la lluvia, la niebla y el granizo que se desencadenaron durante su ascensión, revelando su coraje y las condiciones físicas de la raza”. (Reproducido en EC, 16/09/1953)

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Al día siguiente, el martes 15 de setiembre, el corresponsal de El Comercio ya estuvo en condiciones de enviar su crónica y fotos exclusivas para el diario decano. Confirmó que, al final, fueron nueve “intrépidos” los que llegaron a la cima. El grupo estuvo liderado por Alfredo Mendoza Ruiz, quien planeó la ascensión al nevado en tres grupos, contó el corresponsal.

La estrategia para el “asalto” al pico implicó, primero, un “grupo de ataque”, que conformaron los andinistas Severo Rodríguez Ames, Aurelio Bejarano, Daniel Cerrón Canchumanya y su primo Miguel Vílchez Canchumanya; así como Juan Durán Flores, Pablo Arias Zevallos y Vidal Palacios Quintana.

Pero estos siete hombres solos no hubieran podido realizar la conquista del Lasuntay, en el Huaytapallana. Requirieron de dos grupos más: del “grupo de enlace”, que integró Edilberto Astete Rojas y Demetrio Yauri; y del “grupo de base”, donde participaron Alfredo Mendoza Ruiz, el capitán de ‘Los Intrépidos’, Augusto Olivera Arias, Vicente Donayre Jara y Roque Vera Villaverde.

“El grupo de ataque subió inicialmente el Huaytapallana, hasta los 5.100 metros (…). Los mencionados 7 hombres juraron no dar ningún paso atrás en la empresa al empezar la jornada”, indicó el corresponsal del diario decano. (EC, 16/09/1953)

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El ascenso fue tenso, pues no solo hicieron un incansable uso de sus sogas, picos y hachas, sino también debieron hacer frente a unas condiciones climatológicas adversas, con lluvia, nieve y granizo. Toda la mañana bregaron con fuerza, persistencia, incluso terquedad; luego, dándose ánimo uno al otro, guapeándose, lograron coronar la cima a eso de la 12 y 20 de la tarde.

El Lasuntay, el portentoso nevado del sistema del Huaytapallana, había sido dominado por un grupo de andinistas peruanos del centro. Los “hombres de las nieves” se abrazaron, y en coro cantaron el Himno Nacional del Perú. Entre sollozos, muy emocionados sin duda, colocaron con solemnidad, en la misma cima, una flameante bandera peruana.

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EL DESCENSO DEL PRIMER GRUPO Y EL ASCENSO DEL SEGUNDO: NUEVE ANDINISTAS LO LOGRARON

El “grupo de ataque”, el que llegó primero a la gloria de la cima, decidió descender a las 3 y 35 de la tarde. Entonces, ocurrió algo inesperado: al llegar a la zona donde debió estar el “grupo de enlace”, este no se hallaba por ningún lado.

Lo que había ocurrido fue que el par de andinistas de ese grupo intermedio, Astete y Yauri, “en su afán de cumplir su misión” llegaron también hasta el pico del Lasuntay para buscar a sus compañeros, pero estos ya habían descendido. (EC, 16/09/1953). Con seguridad, perdieron de vista al “grupo de ataque” al tomar otra vía.

En total, fueron nueve los miembros de ‘Los Intrépidos’ los que coronaron la cima del majestuoso pico huancaíno. Se juntaron todos con el “grupo de base”, donde fueron felicitados por el jefe Alfredo Mendoza, y juntos arribaron a la “Incontrastable” ciudad de Huancayo, para desfilar en la propia Plaza Constitución, “en medio de los vítores del pueblo huancaíno”.

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El corresponsal de El Comercio cerró su relato con estas palabras: “Culminó así una de las más arriesgadas aventuras visto en estos lugares, que prestigia al recio y emocionante deporte que está tomando auge en nuestra patria”.

Un dato curioso de este grupo de alegres andinistas huancaínos fue que la mayoría de ellos laboraba en el Hogar de Menores de Huancayo, cuyo director era nada menos que el propio señor Alfredo Mendoza, el organizador y presidente del Centro Andinista Huancaíno ‘Los Intrépidos’. (EC, 16/09/1953)

La proeza del equipo al cumplir el objetivo de dominar al macizo Lasuntay, en el centro del país, no pasó desapercibida para la comunidad de andinistas de Huaraz. El lunes 21 de setiembre de 1953, más de una semana después del ascenso huanca, el presidente del Grupo Andinista Cordillera Blanca, el doctor Juan F. La Rosa, le dirigió una carta al “jefe de la expedición”, Alfredo Mendoza.

En la misiva, lo felicitaba por la “hazaña” del nevado Lasuntay, y lo alentaba a seguir conquistando nuevos nevados. Fue un logro muy significativo para el fortalecimiento del andinismo peruano de mediados del siglo XX.

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