“Eres valiente. Me buscaste durante días y estás en mi territorio”, le dijo ‘Tiberio’ a Javier Ascue. El cabecilla de las FARC sería abatido 2 años después por el Ejército de Colombia.
“Eres valiente. Me buscaste durante días y estás en mi territorio”, le dijo ‘Tiberio’ a Javier Ascue. El cabecilla de las FARC sería abatido 2 años después por el Ejército de Colombia.
Lino Chipana

Javier Ascue y yo fuimos a buscar a las FARC. Había versiones de que habían cruzado al Perú, así que llegamos a El Estrecho, en Putumayo, en la frontera con Colombia. Javicho, que tenía un gran olfato, conoció en el camino a un pata que ofreció alquilarnos una lancha. El hombre nos embarcó con su hijo y un motorista. Ninguno sabía a qué íbamos. Al inicio decíamos que estábamos probando teléfonos satelitales, pero días después nos franqueamos con nuestros guías y cruzamos al lado colombiano, por sugerencia de uno de ellos.

Un domingo bajamos a un pueblo. En la iglesia vimos a los capos de la zona vestidos de blanco, con su machete y su pistola. Entramos a un restaurante, tomábamos unas cervezas cuando un colombiano nos dijo: “¿Qué quieren? ¿A qué han venido?”. Ya medio envalentonados, le dijimos: “Hemos venido a buscar a las FARC”. Nos miró y mandó 10 cervezas a nuestra mesa. Nosotros le mandamos 10 más. Nos caímos bien. Más tarde le dijimos que buscábamos a ‘Tiberio’, el comandante a cargo de esa zona. “Mañana mismo los contacto”, prometió.

Esa noche casi no dormimos. Cuando despertamos, fuimos en busca de ‘Tiberio’. Pasamos unas quebradas y apareció su lancha. Tenía parabólica, un frigobar, un toldito. Estaba junto a dos muchachas simpatiquísimas. Sentimos miedo. ‘Tiberio’ estaba armado y podíamos ver a soldaditos entre la montaña. Nos presentamos y le propusimos una entrevista. “No puedo porque hay elecciones en Colombia, es una coyuntura difícil”, mencionó. Tras insistirle, nos dijo que lo esperáramos una semana mientras pedía el visto bueno de ‘Tirofijo’, el jefe de las FARC por ese entonces. Aceptamos. El pata que nos contactó nos llevó a su parcela y nos dio una cabaña. Una semana después regresó ‘Tiberio’. A través de huecos en la pared vi cómo los pobladores le entregaban fajos enormes de dinero. Tomé fotos. Javicho caminaba pisando fuerte para que no se oyera el disparo de la cámara. Ambos hablábamos en quechua y nos entendíamos.

‘Tiberio’ dijo que no nos daría la entrevista. Le pedimos tan solo una foto, pero nada. Parecía que se nos acababa la historia cuando el señor que nos alojó le dijo: “Te piden una foto”. Entonces le cambió la cara y aceptó. El hombre que nos había hospedado era el que mandaba, era un narcazo. Al terminar quisimos salir volando. ‘Tiberio’ me dijo “cuida a tu familia como yo cuido a la mía”. Cuando llegué a Lima la mamá de mi hijo me contó que había recibido llamadas indagando sobre mí. Si ellos hubiesen encontrado algo que no les gustara, seguro que nos habrían dado vuelta.

En Lima, lloré. Me dije “no volveré”, pero regresé varias veces. No me arrepiento. Tengo 31 años en El Comercio y esa comisión fue una gran experiencia porque la compartí con Javier.

Contacto en el Putumayo. ‘Tiberio’, jefe del Bloque Sur de las FARC, dijo que no darían problemas al Perú, pero admitió que cruzó la frontera en busca de víveres.
Contacto en el Putumayo. ‘Tiberio’, jefe del Bloque Sur de las FARC, dijo que no darían problemas al Perú, pero admitió que cruzó la frontera en busca de víveres.

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