La foto que tomó Rolly Reyna resume lo que ocurrió en el conflicto del Cenepa y su increíble historia fue llevada a El Comercio llevó a sus lectores.
La foto que tomó Rolly Reyna resume lo que ocurrió en el conflicto del Cenepa y su increíble historia fue llevada a El Comercio llevó a sus lectores.
Rolly Reyna

“Yo iba sentado al lado de la ventana del helicóptero, mirando todo a través de mi cámara. Los militares nos habían dado la seguridad de que no iba a pasar nada. De pronto, veo que unas luces salen del monte, entran al encuadre y se van contra otro de los tres helicópteros peruanos que estaban en el aire. Empiezo a disparar ya sin poner el ojo en la cámara. El artillero de mi nave gritaba “¡Son misiles! ¡Son misiles!” mientras respondía al ataque. Todo se sacudió. Así fue cómo capturé el momento en que el misil ecuatoriano le pegó a la nave peruana.

Para mí, estar ahí fue producto de una cadena de suerte. Casi todo el año anterior me lo había pasado entre el laboratorio, donde trabajaba revelando fotos, y haciendo algunas comisiones cuando los fotógrafos mayores de El Comercio no podían. Había visto el derribamientos de avionetas de narcos, la destrucción de pistas clandestinas en el Huallaga, viajé al Vraem cuando nadie iba.

Yo fui a esa comisión con Alí Alava, jefe de la sección Locales, quien también conocía bien a los militares. Estábamos juntos cuando –antes del ataque– los cuatro pilotos peruanos nos repartieron a nosotros y a un grupo de soldados en sus naves para realizar el ejercicio en el que finalmente perdimos un helicóptero. Aún recuerdo el alivio que sentí cuando vi a Alí con vida. Tras eso, fuimos tomados como prisioneros cuando se dieron cuenta de que no debíamos estar ahí. Durante dos días escondí el rollo de la cámara en un hueco en la caja de misiles en la que dormía. Hasta que nos fugamos. No le dije a nadie que había tomado la foto, ni siquiera a Alí.

Ya en el Diario nadie sabía qué hacer con la foto. Se trataba de un tema de seguridad nacional y era delicado. En la foto nos atacaban y además había sido tomada por un civil. Hasta Alberto Fujimori participó del debate. Finalmente, la foto salió, pero sin mi crédito. Imagínate lo difícil que es que tu mejor foto no lleve tu nombre. Pero valió la pena, esa imagen inédita, que da a conocer a nuestro último héroe en combate, me permitió dejar de ser el chico que revelaba las fotos. El propio Alejandro Miró Quesada Cisneros ordenó que me volviera fotógrafo de El Comercio. Mucha gente dice que la empresa en la que trabaja es su segundo hogar, pero para mí El Comercio es mi casa, pero mi casa de verdad. Yo aprendí a ser fotógrafo acá, he dormido acá, he hecho mi vida diaria acá. Llegas a sentir que este lugar es tu casa cuando la estructura no te manda, si no la gente que ha dejado esa mística acá y que tú te sientes obligado a repetir o imitar”.

EL ÚLTIMO GRAN HÉROE

El mayor Luis Alberto García Rojas (1963-1995), el aviador del Ejército nacido en Chiclayo que murió durante el conflicto con Ecuador, debió esperar más de dos décadas para que el país que defendió desde su helicóptero reconociera su hazaña. Su viuda, Julia Panta, no cesó hasta lograr que se honre su memoria. El momento del ataque fue captado por el reportero gráfico de El Comercio Rolly Reyna y gracias a esas fotos, en el 2006, el Congreso lo declaró héroe nacional. Pero recién en el 2017 sus restos fueron trasladados a la Cripta de los Héroes en el Presbítero Maestro. Hoy descansa junto a Grau y Bolognesi.

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