Una noche en el infierno. El fotógrafo Daniel Silva retrató el drama del incendio y sus imágenes estremecieron al país. Su trabajo esa noche le valió el Premio Courret.
Una noche en el infierno. El fotógrafo Daniel Silva retrató el drama del incendio y sus imágenes estremecieron al país. Su trabajo esa noche le valió el Premio Courret.
Mariza Zapata

Esa noche la redacción se vio sorprendida por gritos que venían del jirón Huancavelica. Salieron por las ventanas y vieron a gente correr, cruzando Abancay, y atrás todo era fuego y bombardas que no paraban de reventar. A Marco [Méndez, su esposo] le tocaba cerrar la edición de Lima, pero como no había gente, se fue a cubrir la noticia. Regresó empapado, con los zapatos destrozados. Él, que era morenito, estaba pálido. Era el color de alguien que había regresado de ver la muerte.

Marco empezó a llorar y me dijo: “Esto es lo peor que he visto en mi vida”. Y mientras escribía repetía: “Mariza, a esa gente se le dijo que no estuviera ahí. ¡Se le dijo!”. Y es que el día anterior habíamos hecho una cobertura de cómo los vendedores de artículos de pirotecnia habían invadido las calles Huancavelica, Andahuaylas, la zona de Mesa Redonda. Teníamos fotos de esas personas, todas atiborradas. No se podía caminar. Es el escenario que lamentablemente aún se ve antes de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. “Toda esa gente se murió”, me dijo Marco. Me contó que caminó sobre lodo y se topaba con cuerpos. Gente carbonizada; personas que murieron abrazadas; taxistas que trataron de protegerse debajo de sus autos pero no lograron sobrevivir. Marco lloraba y me decía: “Tú no sabes lo que acabo de ver, pero tengo que escribir. Tengo que escribir”. La zona se convirtió en un gran crematorio.

Todo el equipo de la sección Lima y los fotógrafos que estaban de descanso dejaron sus casas y empezaron a llegar a la redacción. Todos fueron a cubrir el hecho y se quedaron durante la madrugada enviando sus reportes. Pero debo reconocer que nuestra cobertura no fue la óptima. El incendio ocurrió en la noche y, pese a la gravedad de los hechos, la programación con la imprenta de Pando no nos permitió extender la hora de cierre. Tuvimos una sola página de Tema del Día y no sabíamos la cantidad exacta de muertos. Cerramos con una gran tristeza. No solo por lo que había pasado, sino porque sentíamos que podíamos ofrecer una mejor cobertura, se pudo dar más información. Al día siguiente las cosas fueron diferentes. Los redactores nos llamaban para contarnos lo que iban encontrando y eran historias de horror. Personas atrapadas en ascensores, gente que murió asfixiada o carbonizada por una bola de fuego.

El caso de Utopía fue distinto. Los periodistas llegaron por su propia cuenta a la discoteca y el jefe de Informaciones, Mario Cortijo, envió a redactores, fotógrafos y un infografista en la madrugada. Se planificó bien y tuvimos toda la edición a disposición. Miramos contenido y diseño y ninguno se impuso al otro. El infográfico fue la portada.

Tragedia nacional. Nunca antes en la historia del Perú hubo tantos muertos por un incendio. Más de 290 personas perdieron la vida en Mesa Redonda.
Tragedia nacional. Nunca antes en la historia del Perú hubo tantos muertos por un incendio. Más de 290 personas perdieron la vida en Mesa Redonda.

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