En Sochi, frente a Australia, un estadio completamente rojiblanco celebró la primera victoria mundialista desde 1978.
En Sochi, frente a Australia, un estadio completamente rojiblanco celebró la primera victoria mundialista desde 1978.
Arturo León

Yo me enteré de que sería el enviado del Diario a Rusia un año antes del Mundial. Era una noticia que a mis 29 años no me esperaba; lo asumí como el reto más importante de mi vida e hice todo por hacer el mejor trabajo posible. Estuve en entrenamientos, partidos, hice una cobertura multimedia que incluyó más de 70 en vivos de Facebook.

Recuerdo que las manos me empezaron a sudar desde que llegué al estadio Mordovia Arena para el partido con Dinamarca. Me imaginé a Perú ganando, incluso hice algunos ensayos de qué era lo que podía escribir, pero finalmente todo fue diferente. Recuerdo que cuando llegó el penal de Cueva, decidí grabar a la hinchada porque quería mandar el video de la celebración después de 36 años, pero terminó fallándolo y se me cayó el celular. Grité ajos y cebollas, pero pasé rápido la página. Además, episodios como escuchar el “Contigo Perú” o ver la emoción de los hinchas te cambia todos los planes. Quería escribir sin ponerme en el papel del hincha, pero eso se me hacía complicado porque, como para los 40.000 o 50.000 peruanos que fueron a Rusia, para mí también era un sueño estar ahí y así lo narré en mis crónicas.

Portada de El Comercio
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