El cáncer de mama sigue siendo una de las principales causas de muerte entre las mujeres en todo el mundo. Sin embargo, los avances en tecnología médica están redefiniendo la manera en que se diagnostica y trata esta enfermedad. Hoy en día, herramientas como las mamografías avanzadas y la inteligencia artificial están ofreciendo nuevas esperanzas para una detección temprana más precisa y accesible.
“La mamografía sigue siendo el único método probado que reduce la mortalidad por cáncer de mama,” afirma el Dr. Pedro Tapia, Director de Imágenes Diagnósticas en AUNA Perú. A lo largo de los años, esta herramienta ha experimentado una gran evolución, culminando en tecnologías de punta que transforman la experiencia del paciente y la calidad del diagnóstico.
Hoy, las mamografías digitales y las mamografías con tomosíntesis son el estándar de referencia. Este último, también conocido como mamografía 3D, permite visualizar la mama en cortes extremadamente delgados de un milímetro de grosor, facilitando la detección de lesiones diminutas que podrían pasar desapercibidas con otros métodos. “Esta tecnología debería ser el estándar mínimo para toda mujer entre los 40 y 75 años que se realice un tamizaje anual,” enfatiza.
Otra innovación destacada es la mamografía con contraste, una técnica especialmente útil para mujeres con mamas densas. “Este procedimiento utiliza un medio de contraste endovenoso para resaltar áreas sospechosas, ofreciendo una información similar a la de una resonancia magnética, pero en menos tiempo y con mayor comodidad,” explica el especialista. Además, la mamografía con contraste es una alternativa para pacientes que no pueden someterse a una resonancia magnética debido a claustrofobia, marcapasos o alergias.
El papel de las biopsias avanzadas
Cuando las mamografías detectan anormalidades, el siguiente paso es la realización de una biopsia para confirmar o descartar la presencia de cáncer. En AUNA, este procedimiento también ha sido optimizado gracias a la tecnología. “Hemos implementado sistemas de biopsia guiados por tomosíntesis que ofrecen una experiencia mucho más cómoda para las pacientes,” señala el Dr. Tapia.
Este método permite que las pacientes se recuesten boca abajo sobre una mesa especial, reduciendo el estrés emocional y físico asociado al procedimiento. “La posición evita que la paciente vea el procedimiento, disminuyendo la ansiedad y el riesgo de desmayos por reflejos vasovagales,” explica. Además, esta tecnología garantiza que los especialistas puedan trabajar con precisión en lesiones que solo son visibles mediante técnicas avanzadas como la tomosíntesis.
El tiempo promedio para una biopsia guiada es de 15 a 20 minutos, lo que no solo agiliza el procedimiento, sino que también mejora la experiencia general de la paciente. Según el Dr. Tapia, “la diferencia en la comodidad de las pacientes es enorme. Muchas de ellas salen del procedimiento mucho más tranquilas y satisfechas.”
La inteligencia artificial en el diagnóstico
Uno de los avances más novedosos en imágenes diagnósticas es el uso de la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también optimiza el tiempo de los especialistas. “Los equipos modernos vienen equipados con herramientas de IA que ayudan a detectar microcalcificaciones, distorsiones y asimetrías en las imágenes,” explica el Dr. Tapia.
La IA también permite la generación de mamografías sintetizadas, una versión virtual que reemplaza a las mamografías convencionales. “Esto reduce la exposición a la radiación sin comprometer la calidad diagnóstica,” asegura. Además, la IA está diseñada para optimizar la visualización de las imágenes, permitiendo a los médicos revisar múltiples cortes de un milímetro de grosor en una sola vista.
“Estas herramientas no reemplazan al profesional, pero sí son un complemento esencial para garantizar diagnósticos más precisos y eficientes,” agrega. En un entorno clínico con un alto volumen de pacientes, la IA se ha convertido en una aliada imprescindible para maximizar la eficacia del equipo médico.
Educación y desmitificación, retos pendientes
A pesar de los avances tecnológicos, el Dr. Tapia señala que persisten barreras culturales y mitos que dificultan el acceso a la mamografía. Entre las preocupaciones más comunes están el temor al dolor y el miedo a la radiación. “La compresión mamaria puede ser incómoda, pero en el 90% de los casos es tolerable y dura solo unos segundos,” asegura.
En cuanto a la radiación, el Dr. Tapia explica que los equipos actuales cumplen estrictos estándares internacionales para minimizar la exposición. “La radiación utilizada en una mamografía es extremadamente baja y está regulada por organismos internacionales. Los beneficios de la detección temprana superan con creces los riesgos,” subraya.
La clave, según el especialista, está en la educación y la comunicación. AUNA está comprometida con difundir información clara y accesible que motive a más mujeres a realizarse chequeos preventivos. “Queremos que comprendan que una mamografía anual puede salvar vidas al detectar lesiones en etapas iniciales, cuando el tratamiento es más efectivo y menos invasivo,” destaca.
Sobre la prevención, el mensaje del Dr. Tapia es claro: la detección temprana salva vidas. “Invitamos a todas las mujeres a realizarse una mamografía anual a partir de los 40 años. Si tienen antecedentes familiares o factores de riesgo, deben consultar con un especialista para definir el protocolo más adecuado,” concluye.