La diabetes es una enfermedad crónica en la cual, la glucosa es incapaz de penetrar de forma eficaz en los músculos, el tejido graso y hepático, como consecuencia de problemas referentes a la liberación y la acción de la insulina.
La diabetes es una enfermedad crónica en la cual, la glucosa es incapaz de penetrar de forma eficaz en los músculos, el tejido graso y hepático, como consecuencia de problemas referentes a la liberación y la acción de la insulina.
Milenka Duarte

El es una de las temporadas más esperadas por miles de personas, quienes no ven la hora de disfrutar de largas jornadas en la playa o realizar distintas actividades al aire libre. Sin embargo, es importante considerar que la exposición a las altas temperaturas, puede traer consigo una serie de complicaciones en la salud como: agotamiento por calor, sarpullido, insolación, deshidratación, entre otros. Cabe señalar que, hay personas con cierto tipo de enfermedades que son más vulnerables al calor estrepitoso de la época, como es el caso de aquellos que padecen de . Por esta razón, deben ser más cuidadosos y estar al pendiente de cualquier alteración del organismo.

¿Qué es la diabetes?

El doctor Jesús Rocca, endocrinólogo de la Clínica Ricardo Palma, expresó a Bienestar de El Comercio que esta es una enfermedad crónica en la cual, la glucosa es incapaz de penetrar de forma eficaz en los músculos, el tejido graso y hepático, como consecuencia de problemas referentes a la liberación y la acción de la insulina. Asimismo, esta afección se caracteriza por presentar hiperglucemia, procesos infamatorios, altos niveles de lípidos en la sangre y problemas en las sustancias antioxidantes, causando así que la mayoría de los tejidos del cuerpo se alteren porque hay lesiones en los pequeños y grandes vasos sanguíneos.

Tipos de diabetes

Según explicó el especialista, existen diversos tipos de diabetes; no obstante, dos son las más comunes. Por un lado, está la diabetes tipo 1, la cual se caracteriza a nivel bioquímico por la falta de insulina, motivo por el cual el paciente tiene una dependencia absoluta de esta hormona. Asimismo, se estima que 90% de la población que sufre de este mal tiene menos de 25 años y, además presenta un peso bajo o normal.

Por otra parte, está la diabetes de tipo 2, a la cual se le atribuye el 90% a 95% de los casos a nivel mundial. Una de las particularidades principales de estos pacientes es que pueden recibir insulina como parte de su tratamiento; sin embargo, no es vital su uso, ya que en estos casos el diabético sí cuenta con niveles altos de dicha hormona, pero no funciona correctamente. Otra característica muy común es que se presenta en individuos mayores de 30 años con peso excesivo, ya sea obesidad o sobrepeso. A nivel genético, se ha determinado que el 90% de los pacientes tienen antecedentes familiares de diabetes y de enfermedades metabólicas asociadas, mientras que en el tipo 1 no existe un historial diabético, pero sí de enfermedades autoinmunes.

¿Cuáles son los síntomas de la diabetes?

En el caso de esta enfermedad, tal y como expresó el endocrinólogo, puede haber personas que tienen diabetes, pero no son conscientes de la afección, puesto que no presentan molestia alguna. En cambio, otros pacientes sí muestran los síntomas clásicos como: mucha sed, aumento de las ganas de orinar, mayor apetito, fatiga, visión borrosa, entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies, úlceras que no cicatrizan y pérdida de peso sin razón aparente.

La deshidratación incrementa los niveles de glucosa en sangre y si se acompaña de pérdida de sales puede descompensar seriamente a la persona.
La deshidratación incrementa los niveles de glucosa en sangre y si se acompaña de pérdida de sales puede descompensar seriamente a la persona.

¿Por qué las personas con diabetes son más vulnerables en verano?

Por lo general, el verano es una temporada que exige ciertos cuidados, en especial, en los pacientes con diabetes. En primer lugar, como refirió Rocca, esto se debe a que son más propensos a sufrir de deshidratación, ya que estas personas tienen mayor dificultad para contrarrestar el calor de su cuerpo. De igual forma, pueden presentar algunas complicaciones asociadas a neuropatías y a problemas en la dilatación de los vasos sanguíneos. En definitiva, en el caso del diabético los mecanismos de contraregulación son más lentos y puede experimentar fácilmente una mayor sensación de calor, por ende, una deshidratación inmediata y un aumento en su glucosa de forma significativa.

¿Cómo mantener controlada la diabetes en verano?

Como se mencionó anteriormente, el paciente puede deshidratarse fácilmente y eso elevar el azúcar, por ello es importante cuidarse del sol y el calor extremo. Lo ideal es permanecer en la sombra, usar ropa fresca y clara, y en caso de realizar algún tipo de actividad al aire libre se debe evitar el rango de 10 am a 4 pm. Por esta misma razón, es fundamental beber mucho líquido; sobre todo, es clave en diabéticos mayores de 60 o 70 años, ya que el centro cerebral de la sed a veces se ve afectado y la persona puede no sentir la necesidad de beber agua en ningún momento.

Igualmente, las personas deben evitar exponer sus medicamentos e insulina a las altas temperaturas, ya que puede haber una alteración en la composición de las pastillas o en la estabilidad de la hormona, la cual necesita ser refrigerada.

Además, si el paciente con diabetes va a la playa, es necesario que use sandalias, principalmente si tiene más de 10 años de enfermedad, puesto que es probable que tenga un cuadro de neuropatía diabética; es decir, una pobre sensibilidad dolorosa por lo que no puede percibir la temperatura adecuadamente. Por lo general, puede sufrir quemaduras en la planta de los pies y desarrollar una infección, lo cual puede derivar en lo que se conoce como el pie diabético.

Otro cuidado fundamental es la medición de glucosa frecuente, en especial, después de realizar actividad física. Finalmente, el especialista destacó la importancia de no descuidar el tratamiento y acudir a los chequeos de rutina. De igual manera, recalcó nuevamente el tema de la hidratación, puesto que durante el verano con la sudoración se suelen perder sales y otros minerales. Por ello, es recomendable consumir frutas que contengan bastantes electrolitos en forma variada.

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