COVID-19: Caída del turismo pone en riesgo a comunidades de Puno
Cuando se decretó la cuarentena para reducir el contagio del COVID-19, Cristina Suaña le daba la bienvenida a tres canadienses que navegaron desde Puno para pasar unos días en Uros Khantati, su emprendimiento de turismo rural en las islas flotantes de los Uros, en el lago Titicaca.
A la mañana siguiente las familias anfitrionas de Uros Khantati despidieron a los viajeros. No hubo tiempo para salir a pescar, ni para explicarles cómo usan la totora en la construcción. El grupo debía volar a casa antes de que las fronteras peruanas cerraran.
“Pensábamos que estábamos enfermos porque nos hemos abrazado con ellos al despedirnos, así que nos quedamos sin salir varios días. Pero no pasó nada. En los Uros no se ha presentado ni un solo caso (de COVID-19)”, comenta Suaña.
Turismo en cuarentena
Han pasado más de 60 días y ningún turista ha ingresado a territorio nacional. Por ende, quienes brindan alojamiento, comida, servicio de guía o venden artesanía a foráneos no han recibido ningún ingreso: “Todos piensan que en los Uros somos ricos, pero nosotros nos dedicamos 100 % al turismo. Así que si no llega nadie, no recibimos nada”, sentencia Suaña.
Lo mismo ocurre en la comunidad de Llachón, en el distrito de Capachica, provincia de Puno. Un lugar apacible al que, antes del COVID-19, llegaban viajeros de todas partes del mundo para navegar el lago Titicaca en kayac y para disfrutar de la vida a casi 4000 metros de altura.
Valentín Quispe, impulsor del turismo rural en Llachón, nos cuenta que les ha escrito a las agencias con las que trabaja, pero no recibe respuesta: “Teníamos unas 100 reservas hasta diciembre, de turistas de Alemania y de Francia, pero por el virus todas están canceladas”.
Son 130 las familias de esta comunidad dedicadas al turismo, que aunque tienen para comer no cuentan con dinero para los servicios. “En nuestras parcelas no producimos como para vender y muchos tenemos deudas”, señala Quispe, que el año pasado pidió un crédito para mejorar su hospedaje.
¿Qué piden las comunidades en Puno?
Como nadie sabe cuándo se reactivará el turismo, y mientras eso continue no contarán con ingresos, las comunidades demandan a las autoridades apoyo económico. No han recibido ningún bono y solo un 30 % de las familias se ha beneficiado con canastas de víveres.
Magno Cahui, presidente de la asociación Tika Wasi, está por dejar su hospedaje para trabajar en la ciudad: “Tengo que mantener a mi familia y la recuperación del turismo va a demorar por lo menos un año. Cuando levanten la cuarentena buscaré trabajo en la ciudad, a donde me quedaré hasta que nos informen que vuelven los turistas“.
Otra cosa que piden las comunidades es capacitación, para cumplir con los protocolos que exigirán los viajes después del COVID-19. “Queremos saber cómo vamos a recibir a nuestros visitantes. Tal vez tenemos que adaptar nuestras casas y eso no se hace de un día a otro”, manifiesta Quispe.
¿Cómo ayudar?
Cuando se pueda viajar, organiza una visita a estas comunidades altoandinas que ofrecen alojamientos familiares únicos y planes que incluyen faenas agrícolas, pesqueras y demostraciones de artesanía. También puedes brindar alguna contribución voluntaria.
Contacto: Cristina Suaña, la representante de Uros Khantati (951 695-121); Valentín Quispe, de Llachón (951 821-392); y Magno Cahui, presidente de la asociación Tika Wasi (951 825-316).
Ingresa a este link y entérate ¿Cómo viajaremos los peruanos después del COVID-19? Para más datos viajeros sígueme en redes:
Instagram: @checklistviajero
Facebook: @ChecklistViajero
Youtube: youtube.com/c/ChecklistViajero