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Redacción EC

Intervenir los ambientes con turquesa es la alternativa más conveniente si quieres conseguir un ambiente fresco y relajado. Este tono se ubica en una gama entre el azul y verde y combina a la perfección con el blanco.

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También funciona con el gris claro, coral, rosado, verde agua, beige y los pasteles. Si buscas un contraste, usa naranja, fucsia, rojo o amarillo, porque son colores fuertes que pueden competir y lograr un resultado divertido.

Puedes disponer el tono de contraste en las cortinas, un sofá de dos cuerpos, una butaca o sillón, dependiendo del ambiente. Para que exista un equilibrio, no olvide colocar piezas de colores neutros y enteros.

Como el turquesa resalta las gamas suaves, puedes tener una o dos paredes en este tono y mantener los pasteles, tierras o neutros en el mobiliario y los artículos de decoración. En las zonas sociales, puedes añadir acentos con este color, ya sea en jarrones de cristal, floreros, cojines o alfombras.

En una sala de estar, puedes usar una mesa de centro turquesa o jugar con sus diferentes tonos y poner una alfombra que marque el contraste. 

Asimismo, utilízalo en la ropa de cama, manteniendo las paredes en color neutro o atrévete a usarlo en un muro principal o la cabecera. Puedes hacer una combinación atractiva con un juego de sábanas y cojines turquesa, y complementos de tonos tierra. Este color reavivará tus ambientes.

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