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Janet Tamura T.

En la Calle 57, en Nueva York, un edificio destaca del resto. La ornamentada arquitectura del Osborne Apartament refleja el esplendor que lo acompaña desde el día de su inauguración, en 1885. En él, un departamento de 2.700 m2 se despojó de las recargadas paredes púrpuras que le daban una apariencia envejecida y hoy exhibe un aire nuevo, fresco, familiar y contemporáneo. Los encargados de esta transformación son el estudio de arquitectura Fogarty Finger Architecture y la firma de interiorismo Reunion.

El cambio fue total. El lugar tenía que ir al ritmo de la vida de una pareja joven con dos hijos. Debía adaptarse a los tiempos modernos, sin perder ese encanto histórico, que se plasma en la altura de los techos, las molduras de los muros y el fino trabajo del piso de madera, en donde las piezas se muestran como un intrincado rompecabezas. Era un encanto tradicional que no se podía sacrificar, por lo que estos detalles arquitectónicos fueron restaurados.

Las paredes se pintaron de blanco con el objetivo de que sirvieran de fondo limpio para el mobiliario –que juega con formas sinuosas y simples– y para los tapices, que proyectan una elegancia casual.

El salón se dividió en dos salas: en una se luce un sofá curvo tapizado con algodón rosado y dos butacas vestidas de terciopelo azul; mientras, la lámpara azul Nour Lamp, de 85 cm de diámetro, pende del techo evitando la sensación de vacío que proporciona la altura de la estancia (4,5 m).

Apuesta colorida

El comedor principal es luminoso y acogedor, y a la vez desenfadado y efervescente. Ahí, el papel pintado de la firma británica de moda Eley Kishimoto exhibe una trama vibrante, y las sillas de tonos distintos son una invitación a sentirse cómodo. La mesa blanca de resina, de la artista canadiense Martha Sturdy, le da un equilibrio neutro al lugar.

El corazón de este hogar es la cocina. Está diseñada como un espacio donde se puede sociabilizar con la familia y los amigos. Este sector también tuvo un cambio radical que dejó afuera su imagen recargada y envejecida para vestirse de blanco y demostrar que la elegancia puede estar presente en cualquier ambiente. La calidez se la brinda el piso de madera clara de tramas geométricas.

En cada estancia de este departamento, la magia del pasado y el glamour del presente encuentran la conexión perfecta. Es un hogar en armonía.

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