Enfrentadas a desafíos como el cambio climático y la deforestación, las áreas forestales se encuentran hoy en un punto crítico, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO)
En el marco del primer Día de los Bosques celebrado este jueves 21 de marzo, BBC Mundo conversó con Eduardo Rojas, director del Departamento de Bosques de la FAO para entender los desafíos y descifrar las claves para salvarlos.
1. Incentivar las 3R Parece básico y hasta obvio, pero nunca está de más repetirlo: uno de los principales enemigos de los bosques es el cambio climático. La lucha contra el cambio climático determinará directamente el futuro de los bosques, cuyos cambios serán visibles ya a fines de este siglo, según la FAO.
Para Rojas, es fundamental avanzar en un acuerdo que contenga compromisos concretos en un plazo de 10 a 20 años respecto de las conocidas 3R: Reducción de emisiones fósiles y su remplazo por energías alternativas, Reducción del consumo energético y Restauración de la vegetación forestal, parando la deforestación.
2. Latinoamérica: a ponerse las pilas Latinoamérica, como Asia, es un continente bastante húmedo en términos generales, por lo que un alza en uno o dos grados de temperaturas no debiera afectar mayormente la supervivencia de los bosques, según el experto de la FAO.
Hay, eso sí, excepciones, como la costa peruana, el noreste de Brasil y el norte de Chile. De hecho, ya se han detectado problemas en la delimitación de la frontera entre el clima desértico del norte chileno y el templado mediterráneo en el centro.
Pero el gran problema para la supervivencia de los bosques en América Latina radica en el segundo enemigo después del cambio climático: la deforestación.
En Latinoamérica la agricultura que ha sido la deforestadora número uno –porque la minería en extensión no deja de ser pequeño– ha sido muy muy rentable en términos económicos y de exportaciones, le explica Rojas a BBC Mundo.
Entonces, es un poco difícil controlar un sector que estaba permitiendo equilibrar la balanza de pagos de muchos países, continúa.
Con una media de 1%, el nivel de deforestación en Latinoamérica es el doble que el de África, lo que es decepcionante, según Rojas.
Se han hecho esfuerzos. México y Centroamérica han alcanzado una situación de estabilidad, después de una época bastante deforestadora. Y en Sudamérica, Brasil, país que estuvo en la mira por su política forestal, ha reducido un 80% su deforestación, según los últimos resultados quinquenales de la FAO de 2010. Estamos esperando los datos a 2015, dice Rojas.
Chile y Uruguay están apostando por modelos de bosques plantados, mientras Argentina y Colombia tienen estadísticas cercanas a la media.
3. Más voluntad política Según el director del departamento de Bosques de la FAO, una de las principales trabas para recuperar los bosques y de la cual depende en gran medida la supervivencia de los mismos es la voluntad política.
El mejor ejemplo es Asia, el continente que ha dado la vuelta a la deforestación. Ya no deforesta, al contrario está plantando bosques, con algunas excepciones en el sudeste asiático, explica Rojas.
Es el continente donde más ha subido la riqueza, con una población inmensa y aun así fue capaz de dar la vuelta de una deforestación moderada a una reforestación muy intensa.
Según el director, en Asia ha habido una voluntad política decisiva para parar la deforestación y recuperar los bosques que no sólo se quedó en palabra: han puesto los medios correspondientes.
Los casos más exitosos –China y Vietnam– provienen de regímenes políticos comunistas, donde había un Estado bastante eficaz y las políticas se pueden imponer de arriba a abajo, dice Rojas. Esta voluntad no ha existido en continentes como África y Latinoamérica.
4. Dar poder a las comunidades locales Una de las medidas mejor evaluadas por la FAO ha sido la devolución de derechos de gestión a las comunidades locales.
Esto ha dado resultados impresionantes, asegura Rojas, desde Filipinas hasta Nepal. Uno de los ejemplos emblema ha sido India.
Un país con una población muy densa, ha logrado parar la deforestación, logrando incluso modestas recuperaciones de bosque, cuenta el director, quien asegura que las comunidades han sabido aprovechar y administrar muy bien los recursos que les han sido entregados.
5. No perder de vista la cuna de la civilización En términos numéricos, los bosques del mediterráneo sólo alcanzan un 2% del territorio de bosques del mundo.
Sin embargo, el área que envuelve al Mar Mediterráneo ha sido una prioridad de estudio para la FAO, ya que en ella se da un fenómeno único cuya alteración sería determinante para el futuro de los bosques en tres continentes: el clima mediterráneo.
El clima mediterráneo es una excepción en el mundo. Casi anecdótico, asegura Rojas. Pero está cambiando. Y el resultado puede ser catastrófico, según el director del Departamento de Bosques de la FAO.
Según el primer estudio sobre bosques mediterráneos, dado a conocer en el marco del primer Día Internacional de los Bosques, la temperatura de la zona aumentó en un grado durante el siglo XX y las lluvias disminuyeron un 20%.
Las lluvias ya son cortas, son lluvias de invierno y traspasar el largo verano cesariano se hace cada vez más difícil.
Con una extensión que abarca Europa, parte de Asia y el norte de África, el sector no sólo ha sido la cuna de la civilización, sino también un espacio estratégico que requería un enfoque propio desde el punto de vista de la investigación sobre el futuro de los bosques.
El tema forestal muy importante para las zonas rurales en Marruecos, Mauritania, Túnez o la propia Siria cuando salga de la guerra, ya que la gente no vive en el desierto, sino en estas zonas.
Para fines del siglo XXI, se espera que la zona experimente un incremento de dos grados en la temperatura.
Además ya se está viendo una reducción importante de la pluviometría, especialmente en zonas cercanas al desierto. En estas zonas, la vegetación, agricultura y bosques son cada vez más difíciles, asegura el experto.