AGENCIA MATERIA

El 97,1% de los estudios sobre el calentamiento global publicados en los últimos 20 años y que analizan sus causas señalan al hombre como el gran culpable. Incluso en los que no tratan la causalidad, sus autores apuestan por el factor humano como determinante. Los datos son tan abrumadores que sólo algún tipo de sortilegio o los intereses económicos disfrazados de ideología pueden explicar que, en especial en los países anglosajones y más desarrollados, aún se niegue no ya el carácter antropogénico del cambio climático sino incluso su propia existencia.

Quizá cansados de ver en las encuestas que sus conciudadanos dudan de que el hombre esté provocando el calentamiento global, un grupo de científicos de los principales países anglosajones (Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Australia) han decidido poner sobre la mesa toneladas de datos. Durante varios meses de 2012 recopilaron todos los artículos científicos publicados desde 1991 en ISI Web of Science, un servicio de Thomson Reuters que recopila artículos de miles de revistas científicas. Los investigadores buscaban aquellos que tuvieran al calentamiento global como sujeto de estudio.

Encontraron 11.944 trabajos realizados por 29.083 autores y publicados en 1.980 revistas científicas. Un equipo de voluntarios se repartió el trabajo de analizar su contenido. Sólo tenían el título y el resumen del estudio para determinar si el trabajo apoyaba el origen humano del calentamiento global, lo rechazaba o si no trataba la cuestión de la causalidad. Para darle más fuerza a la clasificación, cada investigación era analizada por dos personas diferentes. En caso de contradicción, un tercero la revisaba.

Comprobaron que, del total de investigaciones analizadas, un tercio mencionaba los posibles factores causales del cambio climático. De éste, el 97,1% considera al hombre como la causa. Sólo un 1,9% de los estudios rechaza el origen antropogénico y los decimales restantes muestran una posición dubitativa.

“Desde la década de los 90 se ha producido un consenso abrumador sobre que los humanos están causando el calentamiento global y el consenso ha ido aumentando desde entonces”, dice el profesor del Instituto sobre el Cambio Global de la universidad australiana de Queensland y coautor del estudio, John Cook. “Nuestros resultados muestran claramente que el rechazo del origen humano tiene una presencia casi nula en la investigación climática publicada. Lo que muestra que el debate científico se zanjó hace décadas”, añade.

Pero Cook y sus colegas también encontraron que un 66,4% de los trabajos no trataban las causas, lo que podría hacer pensar a los escépticos que el consenso científico no es tal. “Los trabajos de investigación en geografía no se molestan en repetir el hecho de que la Tierra es redonda”, replica Cook. “En 2007, Naomi Oreskes [historiadora estadounidense de la ciencia] predijo que a medida que el consenso se fortalece, se debe esperar ver menos investigaciones que explícitamente apoyan el consenso. Esto es especialmente así en los abstracts, el pequeño resumen al inicio del estudio. La mayoría no desperdician un espacio tan valioso para repetir hechos asentados”, añade.

Dando fuerza a estas opiniones, en una segunda fase del estudio publicado en Environmental Research Letters, los investigadores enviaron correos a 8.547 de los autores para que calificaran por sí mismos sus investigaciones. Respondieron casi 1.200. De los que recogían las causas del cambio climático, el 97,2% se apuntó al consenso científico, como era de esperar. Pero lo más llamativo es que, entre aquellos autores de estudios que no trataban la causalidad, el 53,8% sostuvo que sus trabajos también apoyan el origen antropogénico. Sólo un 1,8% lo rechazaron.

INTERESES ECONÓMICOS TRAS EL ESCEPTICISMO A pesar de tanto dato culpando al hombre aún hay amplios sectores de la población que lo disculpan. “Cuando se le pregunta a la gente cuántos científicos apoyan la idea de que los humanos están causando el calentamiento global, la respuesta habitual es decir que el 50%. En realidad, según nuestro trabajo e investigaciones previas, es que son el 97%. Esta diferencia entre consensos se ha mantenido durante muchos años. Una razón importante, sin duda el factor predominante, ha sido una campaña de desinformación persistente por parte de los opositores de la acción climática poniendo en duda el consenso. Ya en 1991, las compañías de combustibles fósiles pusieron en marcha campañas cuya estrategia era dar la impresión de que había debate entre los científicos del clima. Esta estrategia continúa en la actualidad. Un análisis reciente de los mitos sobre el clima en los artículos de opinión mostró que el mito más común presentado por los columnistas conservadores era no hay consenso”, explica Cook, fundador del colectivo Skeptical Science.

En los países anglosajones, con Estados Unidos y Reino Unido a la cabeza, los escépticos suponen una fracción importante de la sociedad. En el primero, según una encuesta de Pew, el 60% de los ciudadanos creen que no hay acuerdo entre los científicos sobre el origen antropogénico. En cuanto a los británicos, aún hay una cuarta parte de la población que cree que el cambio climático se está produciendo por causas naturales y otro 15% que incluso niega que se esté produciendo, según una encuesta de YouGov.

“Parte de la diferencia entre los científicos y las opiniones públicas de Estados Unidos y Reino Unido podrían deberse a que los medios suelen dar espacios iguales a ambos lados del debate, aunque la opinión científica esté dividida 97 a 3. Eso vale para la información política, pero cuando escribes de ciencia, no reflejar el balance de evidencias puede causar problemas”, opina el investigador de la universidad británica de Reading y coautor del estudio, Mark Richardson.

Como Cook, Richardson también señala al trabajo de los lobbies contrarios al consenso científico sobre el cambio climático “y a éstos no siempre se les identifica como grupos de presión multimillonarios o relacionados con el sector petrolero cuando se les cita en las noticias”. Para él, “la ciencia se ha mezclado tristemente con la política en algunos países anglosajones y esto es tóxico porque supone que la gente no es capaz de tomar decisiones basadas en los datos”.

Sin embargo, en otros países la coincidencia entre ciencia y sociedad es casi idéntica. Un estudio realizado por Ipsos para la compañía de seguros AXA, muestra que el 86% de los españoles consideran que el cambio climático es resultado de la actividad humana, apenas unos puntos por debajo del consenso científico. En un mapa que acompaña al estudio puede estar la clave del escepticismo climático de algunas sociedades. Cuanto menos desarrollado es un país y más expuesto está a los vaivenes del clima, menos escéptico es. Por el contrario, cuanto más desarrollado y anglosajón sea, mas dispuesto está a negar que la mano del hombre esté detrás.