EL DOMINICAL El Comercio

Después de tres días de haber danzado, ella le entregará lo más preciado: una cifra exorbitante de huevos que vivirán en una bolsa especial en el cuerpo del futuro padre hipocampo. Después de 10 y hasta 25 días de gestación, el macho se convertirá en una explosión de vida, una excepción a la regla de la maternidad: alrededor de dos mil pequeños caballitos de mar nacerán de él para conquistar su nuevo hábitat.

SOBRE LA ESPALDA El caballito de mar representa un ejemplo extraordinario de paternidad que el mundo animal ha adoptado, pero no el único.

Existe un macho que carga sobre su espalda el peso de ser papá. Se trata del chinche gigante acuático, un insecto feroz y responsable que lleva en su espalda una centena de huevos hasta que eclosionen. Los cuida y protege, y no se olvida de llevarlos a la superficie del charco cada cierto tiempo, pues el aire evita que los huevecillos enmohezcan. Así, el chinche acuático debe permanecer sobre una roca cerca de la superficie durante tres semanas y flexionar periódicamente las patas para exponerlos al oxígeno.

La crianza de las crías es fundamental para todos los tipos de familia, en especial para el mono tití macho. Esta especie animal debe hacerse cargo de los bebes tras el alumbramiento de la madre, porque ella entrará en celo de inmediato. Es por ello que el padre asume la crianza y la madre la alimentación. Es común ver sobre la espalda del padre a los pequeños hijos tití. Los machos pueden asistir el parto y cuidar el aseo de los recién nacidos lamiéndolos.

LA LEJANÍA DE LA VIDA Las aves tienen también sus padres ejemplares. El inolvidable pingüino emperador de la Antártida, cuya vida se dio a conocer al público a través del documental “La marcha de los pingüinos” de Luc Jacquet , evidencia una vida de sacrificios. El documental advierte sobre los grandes obstáculos que sufre esta especie de pingüinos, debido a que cada uno de los padres debe separarse para cumplir un rol.

La madre viajará en busca de alimento mientras que el padre esperará y cuidará con la vida al hijo. Empollará a su cría durante dos meses hasta el regreso de su pareja, sin comer.

Mientras, la madre recorrerá 80 km hasta encontrar mar abierto, alimentarse y guardar comida para la cría. Solo al retornar, el padre emperador podrá empezar la difícil marcha y encontrar alimento.

LA TEMPERATURA DE LAS PLUMAS La paternidad del ñandú es también un emblemático caso. El padre se preocupa de empollar los 20 huevos que nacerán de la hembra elegida, pero también acepta dar calor a los huevos de otras hembras. Puede incubar hasta 50 huevos durante seis semanas para encargarse después de las crías recién nacidas.

Sin duda, hay otros casos más en el reino animal donde es el macho quien se encarga de las crías o comparte con la madre dicho cuidado. Ejemplos que evidencian la sapiencia de la naturaleza y de los que deberíamos, muchas veces, aprender.