Es muy posible que la naturaleza nos esté alertando de la inminencia de una explosión volcánica mediante una especie de grito agudo, que deriva de la frecuencia de los temblores sísmicos previos a la erupción. Según un estudio, un cambio en el patrón de esos temblores sísmicos podría servir de advertencia ante el fenómeno.
Un equipo científico de la Universidad de Washington estudió los temblores que precedieron a la erupción en marzo de 2009 del volcán Redoubt, en el estado de Alaska, Estados Unidos, después de un periodo de calma de 20 años.
Y observaron que el sonido de la actividad sísmica mostró cambios poco antes de la erupción.
Partiendo de lo que suena como un golpe regular de percusión, la sucesión de temblores progresivamente más rápidos acabó convirtiéndose en un ruido continuo.
Ese ruido se hizo cada vez más agudo pero se acalló justo antes de la explosión volcánica.
El estudio acaba de ser publicado en la revista especializada Journal of Volcanology and Geothermal Research.
UN GLISSANDO VOLCÁNICO El tono de la frecuencia de los temblores fue haciéndose cada vez más agudo, como si fuera un glissando musical, ese efecto sonoro que consiste en pasar rápidamente de un sonido a otro, haciendo que se escuchen todos los tonos intermedios.
Bajo los volcanes hay una suerte de sistema de tuberías por donde discurre el magma. La roca derretida avanza bajo presión hacia la superficie antes de que se produzca una erupción.
A medida que el magma volcánico se mueve por conductos y grietas va generando temblores sísmicos.
Cada uno de los movimientos bruscos del magma resulta en un pequeño terremoto, de una magnitud de entre 0.5 y 1,5.
A medida que aumenta la presión, los temblores se vuelven más pequeños y se suceden tan rápido que acaban fundiéndose en un único temblor continuo y harmónico.
Ya hace tiempo que los científicos identificaron la incidencia de terremotos antes de una erupción volcánica. Por ejemplo, los terremotos fueron el primer síntoma de la reanudación de la actividad volcánica en Mount St. Helens, en Washington, en 2005.
Pero este nuevo análisis del volcán Redoubt muestra que el sonido de los temblores fue aumentando su tono hasta detenerse abruptamente a menos de un minuto de la erupción.
La frecuencia de este temblor es inusualmente alta para un volcán, explicó Alicia Hotovec-Ellis, estudiante de doctorado de la Universidad de Washington, involucrada en el estudio.
Después de que el tono llega a una frecuencia ridículamente alta, hay una pausa y después una explosión, describió.
COMO UN GRITO Los científicos aumentaron la velocidad del sonido sísmico del volcán Redoubt para hacer el efecto más audible, reduciendo 10 minutos a 10 segundos.
A 60 veces su velocidad original, los datos del sismómetro suenan casi como un grito que va aumentando de tono hasta el momento previo a la explosión.
Los autores del estudio sugieren que este fenómeno audible se deba tal vez a un modelo simple de fractura, pero admiten que todavía hay incertidumbre sobre los detalles de qué sucede realmente bajo los volcanes antes de la erupción.
Esta investigación es probablemente el estudio más intensivo de este fenómeno. Si tienes idea de qué es lo que causa estos tipos de patrones entonces tienes una ruta hacia la predicción de las erupciones volcánicas, le dijo a la BBC la doctora Marie Edmonds, de la Universidad de Cambridge, que no participó en el estudio.
La pregunta que surge ahora es si alguna vez se puede dar este tipo de patrones sin que vayan seguidos de una erupción, comentó.
Los expertos todavía están tratando de unificar criterios con respecto al comportamiento del magma volcánico.
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