Una organización medioambiental denuncia la tala de cerca de 200.000 árboles en Monte Barinas (Guayanilla), una zona de la costa suroeste de Puerto Rico de alto valor ecológico de bosque seco subtropical, que alberga vegetación y fauna autóctonas ahora amenazadas.
El portavoz de la Coalición Pro Bosque Seco Ventana Verraco, Luis Silvestre, aseguró hoy a Efe que la tala de árboles que se hizo para poner en marcha un proyecto de energía solar afectó a un área de unos 150.000 metros cuadrados en la que habitan especies autóctonas como el sapo concho o el guabairo, un ave en peligro de extinción.
Silvestre, ingeniero de profesión, explicó que el área talada cuenta con una riqueza ecológica exactamente igual a la del Bosque Estatal de Guánica, en el suroeste de Puerto Rico y designado Reserva de la Biosfera por Naciones Unidas en 1981.
La tala, denuncia, ha causado deforestación, destrucción de yacimientos arqueológicos, cuevas y humedales, fragmentación del bosque y erosión del terreno en zona del Karso del Sur.
El terreno talado, propiedad de un particular y ubicado al noreste del Bosque Estatal de Guánica, está además catalogado como área importante para el programa ecológico de protección de las aves del Karso del Sur.
Según Silvestre, la tala se llevó a cabo con el objetivo de albergar la construcción del proyecto de energía solar Estancias de Santa Rosa, impulsado por el anterior Ejecutivo de Luis Fortuño y que ha sido abandonado. La desforestación fue causa de la cultura del anterior Gobierno, según la cual no se podía estancar el desarrollo energético de fuentes renovables, agregó.
Aunque el terreno talado es de propiedad privada, una decisión de esa magnitud que afecta a un área de alto valor ecológico en su opinión no puede tomarse sin un estudio previo de control medioambiental, algo que, denunció, no se hizo por la permisividad de la pasada Administración.
ESPECIES EN >PELIGRO El presidente de la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña, Alcides Morales, añadió a Efe que el daño hecho al hábitat de la zona ">es irreparable, ya que para que una zona de esas características se recupere se necesitan cientos de años.
Puso como ejemplo más destacado el daño hecho al ecosistema del sapo concho, una especie autóctona del bosque seco subtropical de Puerto Rico que se ha visto muy afectado por la tala masiva de árboles en la zona.
En cuanto al guabairo, ave que anida en el suelo, indicó que su situación es muy parecida, ya que sin la vegetación de monte bajo de la zona su supervivencia será muy difícil. Otras especies como el lagartijo del seco y el pelícano pardo también se han visto perjudicadas por la tala masiva en la zona.
Explicó que, dada la gravedad de los hechos, se contactó con el Departamento de Recursos Naturales, sin que haya habido respuesta hasta el momento a sus reclamaciones.
La tala masiva, que se produjo en los años 2011 y 2012, fue denunciada inicialmente por los científicos Ariel Lugo y Peter Murphy.