La Tierra se está calentando y el reino animal ya está en movimiento huyendo hacia climas más fríos.
Varias predicciones recientes de organismos internacionales estiman que el planeta va camino de un aumento aproximado de 4 grados centígrados para finales de este siglo, a juzgar por el nivel actual de emisiones de CO2.
Pero los animales no tuvieron que esperar a los cálculos oficiales para tomar medidas. Durante los últimos 50 años numerosos estudios científicos han documentado cambios en sus movimientos en respuesta al aumento de las temperaturas.
Sabemos que las especies ya se están trasladando en respuesta al cambio climático, le dijo a BBC Mundo Joshua J. Lawler, profesor de Ciencias de Recursos Renovables en la Escuela de Ciencias Forestales y Medioambientales de la Universidad de Washington.
Ahora, Lawler acaba de publicar un estudio en la revista especializada Ecology Letters)1461-0248 en el que por primera vez se tiene en cuenta no sólo dónde tendrán que ir los animales para encontrar climas favorables en el continente americano sino también qué rutas es probable que sigan en esa migración.
Por ejemplo, los académicos estiman que los monos aulladores se trasladarán hacia la meseta brasileña, en el sureste de Brasil, pero es probable que encuentren allí numerosos proyectos de desarrollo y urbanización.
Los investigadores creen que algunas especies, particularmente los mamíferos pequeños y los anfibios, no podrán dirigirse directamente a las zonas con los climas deseados, sino que en su recorrido tendrán que evitar carreteras, grandes áreas de cultivos y otras zonas de uso humano, como las grandes ciudades.
También tuvimos en cuenta las grandes barreras naturales, como los Grandes Lagos del Norte de Estados Unidos y el Río Amazonas en Sudamérica, dijo Lawler.
TRÁFICO ANIMAL El modelo proyecta cambios para un periodo de 100 años, entre 2000 y 2100 aproximadamente.
Los resultados del estudio incluyen varios mapas en los que se indican las potenciales rutas que las especies seguirán por el continente para evitar obstáculos.
Los mapas también identifican unas cinco zonas principales de mayor tráfico de especies en comparación con la media de movimiento animal en toda América.
Esas zonas son el norte de Canadá, el noreste de Estados Unidos en la región de los Grandes Lagos, incluida parte del sur de Canadá, el sureste de Estados Unidos, el sureste de Brasil y la cuenca del Amazonas.
Esta última, que abarca varios países, podría ser la zona del continente donde habrá un mayor trasiego de especies, hasta 17 veces más que la media para toda América.
Las áreas de mayor tráfico resultan de una combinación de animales que llegan y de otros que se van.
Y la llegada de especies nuevas puede tener un gran impacto para el hábitat de una zona.
Es probable que veamos grandes cambios en la fauna de estos lugares, dijo Lawler.
Los académicos creen que identificar los lugares a los que tendrán que migrar muchas especies puede ser útil para la planificación de proyectos de conservación medioambiental y de uso de tierras.
RUTAS MIGRATORIAS DE AMÉRICA LATINA En el hemisferio norte se han registrado movimientos de las especies hacia el norte (hacia el polo) y hacia arriba en términos de elevación, dijo Lawler.
Esos registros de movimientos, existentes tanto para Norteamérica como para Europa, se refieren a aves, mariposas, algunos mamíferos y plantas.
Ha habido muchos estudios que dicen que es probable que las especies continúen moviéndose a medida que el clima continúa cambiando, agregó.
En América Latina en general las rutas tienden a dirigirse a las zonas montañosas.
En México hacia la Sierra Madre y en América Central alejándose del Caribe, hacia la montaña y hacia el norte, según explicó Lawler.
En Sudamérica, los mayores movimientos están en la cuenca del Amazonas, hacia el oeste y hacia el sur de la cuenca.
También hay una gran ruta de migración que baja por el centro de Argentina.
Los expertos creen que la agricultura y el desarrollo humano crearán una especie de embudo en esta ruta, dirigiendo a muchos de los animales que recorran ese camino hacia las partes más intactas de la región como el Gran Chaco o las Sierras de Córdoba.
El área roja destacada en el norte de Chile, en el desierto de Atacama, se refiere a un porcentaje grande de especies en esa zona que se espera se dirijan hacia el sur.
SIGUIENDO LA CORRIENTE Los expertos consideraron para sus cálculos los moviemientos de casi 3.000 especies de mamíferos, anfibios y aves.
Y aplicaron una técnica desarrollada por uno de los coautores del estudio, Brad McRae, basada en cómo la corriente cuando viaja por un circuito eléctrico siempre encuentra el recorrido que ofrece menor resistencia.
En el caso de este estudio la corriente son las especies que se trasladan de un hábitat a otro y la resistencia son las distintas barreras que encuentran en el camino, ya sean naturales o hechas por el hombre.
Para crear el modelo propuesto en el estudio los académicos tomaron 10 proyecciones de clima futuro y calcularon el movimiento de las especies para esos 10 escenarios. Después hicieron la media de los resultados.
En cuanto a los obstáculos, los científicos identificaron ciudades y otras barreras agrícolas y geográficas en células de 50 km cuadrados, en las que dividieron todo el continente.
Estos hallazgos subrayan la importancia de los corredores naturales que existen en estos lugares, corredores que podrían aglutinar los esfuerzos conjuntos de los ecologistas para ayudar a las especies a migrar en respuesta al cambio climático, dijo Lawler.
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