En su primera participación en el Dakar, Fernanda Kanno llegó hasta la etapa 11 y prometió volver el 2019 al rally más exigente del mundo. (Foto: EFE)
En su primera participación en el Dakar, Fernanda Kanno llegó hasta la etapa 11 y prometió volver el 2019 al rally más exigente del mundo. (Foto: EFE)
Christian Cruz Valdivia

CÓRDOBA. Hay un sentimiento detrás de la pasión. Es el amor al mundo automotor lo que impulsa a los pilotos a estar en el Dakar, pero tras ello también buscan dejar un mensaje de conciencia tanto al público que sigue la carrera como a los que se vean atraídos por el tema.


—Mujer de bandera—

Fernanda Kanno corre por amor al deporte que conoció desde muy chica, pero también lo hace para representar a la mujer peruana y todo el pundonor que guarda en ella. “Es un honor ser la primera mujer peruana en largar un Dakar. Espero que sea una inspiración”, le dijo a la organización, y vaya que lo fue. En cada campamento fue una de las más buscadas por el público. Querían saludarla, agradecerle, felicitarla. La prensa internacional también hizo eco de su presencia. “Es la mujer peruana”, decían. Lamentablemente, no logró acabar la carrera, pero dejó una huella que muchas pueden seguir, no solo para correr la prueba, sino también para atreverse a cumplir sus sueños en un país donde suelen cortarse antes de siquiera imaginarlos.


—Por la naturaleza—

Carlos Verza, piloto argentino de cuatrimotos, corrió en la categoría Original, es decir en la que no tiene auxilio mecánico, y su mensaje va más allá del esfuerzo que hace para competir. Él quiere decirle al mundo que corre en defensa de la naturaleza. Vestido de colores amarillo y negro, Verza luce como un jaguar o yaguareté, el animal que está en peligro de extinción en su país. “El yaguareté es un felino del norte argentino, especialmente del Chaco, mi provincia, pero apenas quedan ya salvo en un centro de rehabilitación. Es una especie muy única y por eso este es mi segundo Dakar que estoy corriendo con los colores de él para tomar conciencia sobre esa especie y, en general, sobre el medio ambiente”, dice el piloto que disputó su cuarto Dakar.


—Bosque como premio—

Jeremías González Ferioli se subió al podio de la categoría de cuatrimotos y toda Córdoba celebra con él por los 700 árboles que plantarán en la provincia gracias a su esfuerzo. Un acuerdo con la Fundación Consultores de Empresas y el proyecto Kilómetros Verdes para que por cada etapa superada por él se donaran 50 árboles para ser distribuidos en distintas zonas de la ciudad. Así, al completar la carrera, será todo un bosque que se levante gracias a su esfuerzo. Ya el año pasado tuvo esta idea de ayudar y fue con útiles escolares. Ahora mandó la naturaleza y esta le permitió terminar el Dakar.


— Lucha constante—

Ellos no corren para ganar una estatuilla, ellos lo hacen para conquistar corazones y ser premiados por la vida. Los colombianos Mauricio Salazar Velásquez y Mauricio Salazar Sierra, del equipo peruano Pro Raid, tienen como objetivo crear una fundación para los niños con cáncer, una enfermedad que tocó a Sierra y que felizmente pudo superar. En el 2016 lograron acabar el Dakar y compraron un lote en Manizales para el inicio del sueño. Lamentablemente, este año no vieron la meta por problemas a falta de dos días del final, pero su objetivo sigue en pie: correr para seguir sumando pasos en esta meta que espera recibir a 275 niños con cáncer.


—Agua para todos—

Lejos de las movidas políticas, Hernán Paredes se unió al pedido de un pueblo. El piloto boliviano de cuatrimotos corrió el Dakar con el lema “Mar para Bolivia”. Tanto en la rampa del Pentagonito como en el podio de Córdoba dejó en claro su pensamiento en esta su primera presencia en el Dakar. “Contamos con el apoyo de los amigos del Perú y Argentina. Es un derecho que merecemos”, asegura.


Estos son algunos de los héroes sin capa del Dakar 2018. Y no necesitan cruzar la meta para considerarse verdaderos ganadores.

Contenido sugerido

Contenido GEC