Miguel Villegas

En una de esas largas, interminables charlas que José Basualdo tenía con un selecto grupo de periodistas que cubríamos la ‘U’ en 2005 -otros tiempos, cuando se pasaba de 8 a 4 en el Monumental-, Pepe trató de explicar lo que significaba jugar en la Bombonera. Se iba a ir pronto Raúl Fernández a pasar unas pruebas. Él lo sabía: había jugado 113 partidos en 5 años en el club, y ganó allí 2 Aperturas, 1 Clausura y 1 Copa Libertadores, que lo llevó a ganar la Copa Intercontinental. Finalista del mundo con Argentina en Italia, Pepe decía y yo anotaba, en una de esas libretas Minerva que ya ninguna librería vende. También Ángel Hugo Pilares, también José Huachano Lara. También el Che Luis Córdova. “Como los vestuarios están debajo de la tribuna popular, y en el salto tiembla, más que intimidar al rival lo más importante es que el jugador de Boca entienda que ese respaldo es para él. Cuando eso pasa, no sale del corazón xeneize”.

Ovacionado por las cuatro tribunas de una Bombonera a full, y desde algún rincón un cántico que hacía referencia a una nacionalidad que en ese pasto tan bien se conoce -Peruanoooo, Peruanooo-, jugó la noche del martes su partido consagratorio con la camiseta de Boca Juniors. Ninguno de los 81 juegos en los que jugó, de lateral, de medio volante por derecha, de extremo; ninguno de los dos golazos que anotó en esta Copa Libertadores, ninguno de los bailes celebratorios en la cancha le ha devuelto este unánime respaldo de la tribuna xeneize y la crítica argentina. No solo por esos dos cruces finales ante avances de Colo Colo, con la elegancia de una podadora. No solo porque el sueño de este Boca es ganar la Libertadores. Sobre todo porque lo hizo con la rodilla golpeada , casi cojeando y con la mueca de dolor serigrafiada en el rostro. Y a esa hora, sin diagnóstico real. En lenguaje de los periodistas, “compromiso al 100%, aún en inferioridad física” (Varsky dixit). En el habla de la tribuna, el peruano dejó la vida por los colores.

La actualidad de Advíncula en el Boca de Almirón tiene que ver con aquello de lo que alguna vez dudamos de él: su alto nivel de profesionalismo. A los 33 años tiene el físico intacto, ese cuerpo de Usain Bolt que le ha granjeado oportunidades publicitarias y la chance de que su técnico actual lo prueba en una posición renovada pero no nueva: extremo por derecha. Lo ayuda, sin duda, el staff deportivo de Boca, a inicios de año con el PF Pablo Santella y ahora el profe Diego Ossés, que tiene que lidiar con una larga lista de jugadores sentidos y en esa desgracia, han conseguido que Luis Advíncula tenga piernas de cemento. Pero este nivel, este sacrificio, tiene ver básicamente con su manera de encarar el tramo final de su carrera en la mejor vitrina posible en Sudamérica.

Además…
¿Cuál es el diagnóstico de Luis Advíncula, tras su noche consagratoria?

Tras el 1-0 con Colo Colo, el técnico Almirón explicó la dimensión de la lesión del lateral extremo peruano, que en breve debería integrarse a la selección. "Lo de Luis (Advíncula) es una distensión de ligamentos de la rodilla, se le dobló y siguió corriendo. Me sorprendió porque parecía que no podía correr y tuvo 3/4 intervenciones que levantaron a la gente", dijo el entrenador de Boca Juniors.

¿Cuál es el diagnóstico de Luis Advíncula, tras su noche consagratoria?

Lo que viene para él son, sin duda, los libros. Son importantes los campeonatos, que el Rayo los tiene -cuatro en Argentina- pero hay clubes que necesitan un extra para dejar que algún extranjero entre en la historia. En la buena: una corrida maratónica -o maradónica-, una remontada histórica -e histérica- o una de estas cosas que ha hecho Advíncula anoche, y que tan justo calza con el paladar boquense. @La12tuittera, acaso la cuenta oficial de hinchas de Boca Juniors en el mundo (1.4M de seguidores), definió así al peruano: “Dejando el alma y el corazón en la Libertadores”. El paladar xenieze y el argentino, diría: tirarse de cara, arriesgar la integridad, defender como defendería un hincha. Como no todos están dispuestos a hacerlo -detalle que es, además, absolutamente humano, justo-, la historia tampoco es para todos. Ocurre a veces nomás. Se tiene o no. Como la noche del martes, para Luis Advíncula. El peruano y su ballet.

"Para ganar, Cueva es el primero que levanta la mano. Eso es un ejemplo" | #VideosEC
El nuevo técnico de la selección habla con El Comercio luego de más de una década. Ratifica titularidad de Cueva, habla sobre el regreso de Ruidíaz, le preocupan las canchas del torneo local y ya organiza lo que podría llamarse "una selección local", con jugadores de Melgar de Arequipa, sorpresivo e histórico semifinalista de la Copa Sudamericana.

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