CRÓNICA: Argentina se mete en cuartos con 'milagro' de Di María
Redacción EC

ELKIN SOTELO

El himno de Argentina seguirá sonando en Brasil. Messi volverá a jugar y eso ya es una alegría para todo amante del fútbol que cree que este mundial es el mejor que se ha jugado en toda la historia. Un milagro, un instante de lucidez de Lionel fueron suficientes para quebrar todo un muro que habían construido los suizos y que casi casi se transforma en definición por penales.  

Nunca fue el . Tuvo la pelota y la controló, pero no supo hacer daño en el arco de Benaglio. En el primer tiempo, incluso, las dos mejores ocasiones de gol fueron de los suizos Xhaka y Drmic, quienes fallaron frente al golero Romero situaciones concretas que no se repitieron hasta el final del partido.

trató de repetir lo que le había dado resultados en el mundial. Pasar desapercibido o poco participativo, pero atento a los rebotes que quedaban cerca del área para perfilarse y rematar. Pero Suiza tuvo hombres con las antenas calientes para encontrarlo y quitarle la pelota casi siempre sin falta. Eso sí, el 10 no dejó de intentarlo y podría decirse que fue el partido que más se animó a encarar.

Lo que fue este cotejo reafirma lo que es Argentina en este mundial: un equipo amparado en Messi. Suiza tuvo la defensa de un equipo que quiere ser campeón, pero el ataque de un equipo que no merecía pasar de octavos. Xherdan Shaqiri y Mehmedi generaron por los extremos, pero ni Xhaka ni Drmic estuvieron en amistad con el gol ni significaron peligro para los nerviosísimos Federico Fernández y Ezequiel Garay.

Toda la zona posterior estuvo impecable en Suiza. Desde el lateral izquierdo Ricardo Rodríguez y los centrales Djourou y Schaer. También los volantes de atraque Inler y Behrami. Ellos hicieron que Lavezzi, Gago y Messi sufrieran frustración tras frustración en casi todo el partido.

Después de más de 100 minutos de juego, el técnico argentino Sabella se decidió por un cambio para ganar. Sacó a Lavezzi y colocó a Palacio, mucho más de área. También Biglia por Gago. Los movimientos apenas fueron mensajes subliminales porque Suiza seguía haciendo su negocio y los remates aislados de los argentinos siempre eran controlados por Diego Benaglio. El gran Benaglio.

Cuando Argentina había confirmado que ya no le quedaba ningún argumento natural para ganar y que solo se encomendaba a los penales, llegó el desequilibrio del extraterrestre (Messi) y la definición de Di María. Pero el abrazo albiceleste a los 117' no fue más significativo que la reacción suiza porque los rojos salieron a buscar el empate en los minutos finales y hasta un cabezazo al palo estrelló Dzemaili. También un tiro libre al borde del área en los pies de Shaqiri que les arrancaron lágrimas de angustia, retorcijones de estómago y obligaron al rezo a los argentinos.

Por la intención de juego, Argentina siempre insinuó más, aunque situaciones concretas no tuvo en demasía. Seguirá siendo discutible su favoritismo en cuanto no consolide un juego de equipo y su defensa se haga más segura en las pocas veces que se vea atacada. A partir de cuartos de final las selecciones buscan más hacer daño y el nivel se va elevando. Argentina tiene que estar a tono. A tono de Messi.

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