Redacción EC

Era el quinto penal para Italia. Massaro acaba de fallar para la ‘azurri’ y Dunga había puesto en ventaja a Brasil. El ‘Scratch’ ganaba 3-2 en la tanda de penales para decidir al campeón del mundo y el turno era de Roberto Baggio, la estrella de la selección de su país. El volante ya había sufrido una eliminación en penales frente a la Argentina de en las semifinales de Italia 90. En aquella oportunidad no falló, aunque Goycochea estuvo a punto de bloquear su disparo (Carlos Alerto Parreira lograría el tetracampeonato. Baggio, sin embargo, remató fuerte y el balón se fue por encima del arco que defendía Taffarel. Brasil era campeón en Estados Unidos 1994.

En su autobiografía, titulada “Una puerta en el cielo”, Baggio contó por qué decidió rematar el penal de aquella final fuerte y al centro de la portería. “Cuando fui hacia el punto de penal estaba todo lo lúcido que se puede estar en esos momentos. Sabía que Taffarel se tiraba siempre, por eso decidí tirarlo al medio, a media altura, justo para que no pudiera despejarlo con los pies. Era una elección inteligente. Sin embargo, el balón, no sé cómo, se elevó tres metros y se fue arriba. He fallado pocos penales, pero cuando los fallaba me los paraban, no se iban a las nubes”.


(Foto: AP)

“Siempre he dicho que los penales los fallan los que tienen el coraje de tirarlos. Aquél lo fallé. Fue el momento más duro de mi carrera, me condicionó durante años. Todavía sueño con él. Fue duro salir de aquella pesadilla. Si pudiera borrar una imagen de mi vida deportiva sería aquélla. Ese recuerdo se me ha quedado grabado. Perdimos, como en Italia 90. Y eso es algo que no acepto. Perder en el campo, aunque no lo merezcas, puede ser justo. En los penales, nunca. ¿Les parece concebible que cuatro años de trabajo se puedan borrar en tres minutos de penales? A mí no”, agregó el ‘Divino’ sobre la pesadilla que vivió tras aquella Copa del Mundo.

Baggio tenía 31 años cuando fue convocado a última hora por el entrenador Cesare Maldini para disputar el Mundial de Francia 98. El equipo tenía a Alessandro Del Piero como nueva estrella, aunque el aporte del ‘Divino’ era vital para intentar ganar la Copa del Mundo tras el traspié del 94. Entonces sucedió lo que pocos esperaban que se diera tan pronto. En el debut contra Chile por el Grupo B, Baggio tiró un centro, la pelota dio en la mano de Ronald Fuentes y el árbitro pitó penal. El volante, de inmediato, colocó las manos sobre sus rodillas y se encogió. Clavó la mirada en el suelo y permaneció de esa manera durante 20 segundos. El recuerdo del penal errado en la final del 94 martillaba su cerebro. Era él quien debía cobrar el disparo, pero la pesadilla no había concluido y, en menos tiempo de lo que esperaba, tenía que volver rematar otro penal decisivo a cinco minutos del final en el partido que su equipo perdía 2-1 debido a los dos goles que había hecho Marcelo Salas.

Colocó el balón en el punto de penal y un chileno trató de recordarle que debía patear fuerte y al centro. Baggio hizo caso omiso y esta vez, y como era de costumbre, anotó con clase. Fue el 2-2 definitivo e Italia sumó su primer punto en el certamen. Roberto se quitó otro peso de encima cuando volvió a patear un penal en la definición ante Francia en cuartos de final. Convirtió contra Barthez, aunque Italia volvió a ser eliminada desde los doce pasos, por tercer Mundial consecutivo, debido a que erró, otra vez, en el quinto disparo. Esta vez no era Roberto, pero el apellido de quien falló tenía alguna similitud: Luigi Di Baggio.

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