La llegada de André Gomes al equipo del Barcelona generó una ola de varias sensaciones. Algunos creían que su fichaje era innecesario debido a la existencia de varios jugadores en el puesto del portugués. Otros, lo veían como un buen reemplazante de Iván Rakitic.
Luis Enrique, técnico del Barcelona, lo quería por un motivo fundamental. El ex Valencia es un futbolista polifuncional que ocupa todos los espacios del mediocampo. No defraudó. Esa idea la expuso en el partido de Champions League ante Celtic en Camp Nou.
En la primera parte del compromiso mencionado - que finalmente quedaría 7-0 a favor de los blaugranas - André Gomes ocupó el rol de Iniesta. Su trabajo era sostener la primera línea de volantes y velar la zona de Jordi Alba. Misión cumplida.
Para dar un toque de más agresividad y fluidez, el técnico asturiano optó por el ingreso de Andrés Iniesta por Ivan Rakitic. El croata estaba algo golpeado y con una amarilla encima.
En ese panorama, André Gomes cubrió el espacio dejado por Rakitic. No defraudó. En todo momento puso la pierna fuerte y repartió pases con suma precaución. Apenas perdió un balón. Además, se animó a pisar área contraria.
El trabajo del luso tuvo más protagonismo con la entrada de Rafinha. Al salir Busquets, el ex 'murciélago' cuidó ese puesto como si fuera su vida. Lo más sorprendente, es que con la selección portuguesa, Gomes jamás había alineado con tanta rapidez durante los 90 minutos.
La directiva del Barcelona acertó en la llegada de André Gomes. Es un jugador con carácter, autoridad y mucha entrega en su trabajo. Es la pieza de engranaje que tanto necesitaba Luis Enrique.
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— El Comercio (@elcomercio) 14 de septiembre de 2016
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