Mo Salah, Cristiano Ronaldo y Di María lucharán por la Champions League. (Ilustración: Rolando Pinillos / El Comercio)
Mo Salah, Cristiano Ronaldo y Di María lucharán por la Champions League. (Ilustración: Rolando Pinillos / El Comercio)
Jorge Barraza

Semana de Libertadores y de Champions. E inevitablemente, semana de contrastes y comparaciones. El fenómeno de la comunicación total, de la instantaneidad, el auge de la televisión, que transmite todo, hacen que estemos 110% enterados de cuanto acontece en el universo fútbol. Más que eso, nos familiariza con esa gran caja de resonancia que es Europa y su fútbol gourmet. Ni siquiera se necesitan los medios de prensa; las redes sociales y las aplicaciones, a través del celular, nos informan en el acto de lo que está aconteciendo. Si se marca un golazo, sirve el video en bandeja para que lo veamos, si hay un blooper o una polémica, lo mismo, si se trata de una estadística curiosísima, pues ahí está Mister Chip para decírnosla al toque. Twitter hasta nos avisa los tópicos que son tendencia. Y si no podemos ver el partido del Liverpool, del Madrid, del Paris Saint Germain o cual sea porque estamos trabajando, viajando o lo que fuera, un amigo por WhatsApp nos ilustra: “¡El Brujas gana 2 a 0 en el Bernabéu…!”, “¡No sabés qué gol le hizo Suárez al Inter…!” O “¡El Bayern le está haciendo siete al Tottenham en Londres…!” Hay tantas vías, tantas formas que es imposible no saber lo que está sucediendo.

Nos es tan cotidiano, tan propio lo ajeno que todos tenemos nuestros equipos y jugadores preferidos en el otro continente. Hasta gritamos los goles y nos angustiamos si pierden. Antiguamente debíamos esperar los Mundiales para saber cómo era ese otro fútbol, qué había pasado. En Argentina, al menos, y por la enorme colectividad italiana y española, el diario del lunes traía un recuadrito, mínimo, con las posiciones y los resultados: Milan 1 - Bologna 0, Cagliari 0 - Roma 0… Y, como una extra, media línea si Angelillo, Sívori, Maschio, Grillo u otro compatriota había marcado goles. Eso era todo. En junio, cuando estos volvían de vacaciones, los medios los entrevistaban y allí contaban en trazos generales cómo había sido la temporada. Apostilla adicional: ellos visitaban los medios. Clarín, La Razón, La Nación llamaban a los futbolistas y estos visitaban la redacción del diario. Le decían a Sívori: “Venite a las cinco de la tarde”. ¡E iba…! Hoy parece de ciencia ficción, pero así era.

Ahora sabemos aquí igual que allá. Y si bien la Champions tiene horarios que dificultan a mucha gente ver los partidos por razones laborales, igual se consume fútbol europeo a través de noticias, o mediante el Twitter, o se ven los goles en los resúmenes de Fox, ESPN o DirecTV. Y cuando llega la noche ya no hay tanta expectativa para ver la Libertadores. Porque el hombre común ocupó su cuota de balón con la Champions a mediodía o a media tarde, y porque lo de allá es tan estupendamente bueno que lo de acá nos parece de segundo orden. Nos quita el interés.

Después de ver Real Madrid 2 - Brujas 2 y Tottenham 2 - Bayern Munich 7, no estábamos tan ávidos para el River-Boca, aunque siempre es un plato sustancioso. Habíamos visto 13 goles en dos partidos y el nuestro pintaba para un 0 a 0 ríspido, ordinarión. Conste que ganó bien River (2-0) y fue menos vulgar de lo previsto. Incluso hubo bastante buen comportamiento, sin peleas. Eso fue el martes. Al día siguiente elegimos Slavia Praga 0 - Borussia Dortmund 2 (hermosa atmósfera en el estadio checo, la Champions es una fiesta en cada ciudad que la hospeda). Eso en primer turno; en segundo, Barcelona 2 - Inter 1, buenísimo choque, dos goles tremendos de esa fiera que es Luis Suárez y muy auspiciosa reaparición de Messi, generador del segundo gol con una arrancada notable, supersónica. Está bien de nuevo Messi en su primer partido entero de la temporada, veloz, encarador, filoso. Ya no nos quedaba batería para el Gremio-Flamengo de la noche, que terminó 1-1.

Entre martes y miércoles, la Liga de Campeones de Europa totalizó 52 goles en 16 partidos, a 3,25 de media. La Libertadores 2019 promedia 2,36 por juego. Y la tendencia ya no cambiará pues faltan sólo 3 partidos. Podría bajar unas décimas incluso, subir es muy difícil. La cuota goleadora no explica un torneo, pero dice mucho de él. El gol es el objetivo de este juego, y su emoción cumbre. (Por algo un jugador marca 600 goles y al marcar el 601 lo celebra como si ganara la Copa del Mundo.) Pero, además, vimos un fútbol vivaz, atractivo. De los 16 cotejos, apenas dos terminaron igualados, 8 fueron triunfos visitantes. Y en 4 se dio vuelta el marcador. Incluso hubo un empate como el del Madrid que perdía 2-0. O el de Salzburgo, que caía 3-0 en Liverpool y logró ponerse 3-3 para luego sucumbir 4-3. Todos datos positivos.

Estamos viendo un comienzo de Champions impactante, no sólo con grandes juegos, también con una docena de equipos que confirman su candidatura al título: el Liverpool busca repetir la corona, y tiene todo para hacerlo, aunque su desesperación por conseguir una liga inglesa puede jugarle en contra en Europa, hace 29 años que no logra el torneo local y en algún momento podrían cruzársele los cables. El Bayern está reforzadísimo; Juventus, con un plantel como no ha tenido en décadas; el PSG que a Mbappé, Cavani y Neymar le sumó a Icardi, a Ander Herrera y Sarabia en el medio y a Keylor Navas en el arco (este era su déficit). El Barsa, que con el retorno de Messi logró un triunfazo ante el Inter. El Inter, con Antonio Conte como bandera, armó un escuadrón y vuelve a la élite de los que aspiran a todo con Lukaku, Alexis Sànchez, Lautaro Martìnez, Sensi… El Madrid, por su grandeza, apunta siempre a la corona; el Borussia, que está fuertísimo; el Manchester City, una aplanadora; el Ajax, el de juego más bonito (y efectivo); el Napoli con su nueva estrella, Hirving Lozano y el convencimiento de seguir creciendo. Y el combativo Atlético de Madrid de Simeone. Y otros como el Zenit ruso y el Olympique de Lyon que pueden dar algún campanazo suelto.

La cantidad de pretendientes y de países representados (España, Inglaterra, Alemania, Italia, Francia, Holanda) también ponderan la competencia. Lo mismo ocurre con figuras individuales como el afroalemán Serge Gnabry, autor de 4 goles al Tottenham. O Salah. O Lewandowski. O Sterling (atención, que no está lejos de Mbappé en la consideración de futura estrella).

De lo único que podemos presumir acá, de momento, es de público. El River-Boca llevó 70.074 espectadores pagantes, sólo estuvo detrás del Barsa-Inter, que reunió a 86.141. Pero superó al Real Madrid (65.112), al Tottenham (60.127), al Liverpool (52.243) y a los demás en orden descendente. Algo es algo…

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