Con dos goles, uno de ellos descomunal, Lionel Messi brilló en el triunfo del Barcelona sobre Liverpool por 3-0, en la ida de las semifinales de la Champions League. (Foto: AP)
Con dos goles, uno de ellos descomunal, Lionel Messi brilló en el triunfo del Barcelona sobre Liverpool por 3-0, en la ida de las semifinales de la Champions League. (Foto: AP)
Julio Vizcarra Torres

“Fue un 3-0 pero estoy feliz”. “En estos momentos claro que Messi es imparable”. En estas dos frases de Jürgen Klopp, técnico del Liverpool, se podría resumir la , en la ida de las semifinales de la Champions League. Otra vez el argentino hizo fácil lo que parecía iba a ser una noche con más sufrimiento en el Camp Nou. El tema es que Lionel cuando está en su mejor versión es de otra dimensión.

Tal como se adelantaba en la previa, fue un partidazo lo que se vio en el escenario catalán. Ambos equipos, con propuestas ofensivas, ofrecieron un duelo vibrante, de ida y vuelta, con varias ocasiones de gol. En circunstancias normales, Liverpool tranquilamente se habría llevado mucho más de España pero, tal como lo dijo Pochettino, “el favorito es el que tiene a Messi”.

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En el Día del Trabajo, Messi fue obrero y artista. Obsesionado con acabar la sequía del Barza en Europa, el ‘10’ culé apareció en todo momento. De hecho, cuando bajó las revoluciones en el comienzo del complemento, el equipo inglés arrinconó al cuadro local, pudiendo haber empatado. Luego, cuando más se lo necesitaba, marcó el doblete que podría haber sentenciado la serie. El segundo gol de ‘Lio’ fue descomunal, por ponerle algún adjetivo. Si hay tiros libres perfectos, el que le anotó a Alisson debe estar en el podio.

Ahora bien, la importancia del argentino de 31 años en Barcelona es de vida o muerte. Messi es tan grande que ha superado al mismo club. Con Pep Guardiola, en la época más dorada de la institución, por títulos y belleza en el juego, desde Cataluña sacaban pecho por un ADN que no se negociaba. El ‘tiki-taka’ era del Barza y cada fin de semana el equipo de Messi, Iniesta, Xavi y compañía lo demostraba. Sin embargo, todo lo que vino después (Luis Enrique incluido), en especial este tiempo con Valverde –un muy buen técnico– está lejos de serlo. Por momentos, no solo en esta temporada, Barcelona gana los partidos a punta de contraataques. Si no tuviera a Messi, me daría la sensación de estar viendo al Inter de Mourinho.

Por otro lado, el 3-0 terminó siendo demasiado castigo para el Liverpool de Kloop, un equipo que acabó con más remates que el dueño de casa (14-11) y mejor posesión (52%). Al entrenador alemán no le falta razón cuando dijo en conferencia que se sentía orgulloso por el trabajo de sus jugadores, quienes también superaron a los culés en los kilómetros recorridos.

Virgil van Dijk, el defensor holandés que valió 85 millones de euros, llegó al Camp Nou sin haber sido superado en el mano a mano en la presente temporada y aumentó ese registro personal. Mientras que Mohamed Salah estuvo intratable. Ter Stegen hizo un milagro cuando le quitó el 1-1 en la segunda etapa. Todo lo bueno de la visita se acabó cuando Messi decidió que así fuera.

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