La brasileña Miraildes Maciel Mota, 'Formiga', jugó en la victoria de Brasil sobre Jamaica (3-0) y se convirtió en una futbolista leyenda. (Foto: Reuters)
La brasileña Miraildes Maciel Mota, 'Formiga', jugó en la victoria de Brasil sobre Jamaica (3-0) y se convirtió en una futbolista leyenda. (Foto: Reuters)
Marco Quilca León

Suecia está a 10 336 kilómetros de distancia de Brasil, pero hay algo que los une. El país europeo ha sido testigo del inicio de dos nombres que han quedado en la historia del fútbol. En 1958, Pelé hizo su debut mundialista con selección brasileña masculina. Con 17 años se convirtió en el futbolista más joven en hacerlo y, luego de tres títulos, en el más ganador. Lo demás, con O’rei, es historia ya conocida.

En ese mismo país, empezó también la historia mundialista de Formiga, la futbolista del que todo el mundo habla hoy, y con merecimiento.

En 1995 se disputó la segunda edición del Mundial femenino. En Brasil destacaba el nombre de una habilidosa volante que hacía poco había celebrado 17 primaveras. Su nombre era Miraildes Maciel Mota. Y, al igual que Pelé, estaba jugando una Copa del Mundo por primera vez en el país escandinavo. Desde los doce años empezó a patear un balón de fútbol tratando de imitar a Dunga, su ídolo, mientras también practicaba capoeira. En medio de su pensamiento adolescente nunca imaginó que 24 años después, en Francia 2019, se convertiría en la primera jugadora de la historia en disputar siete mundiales, superando cualquier registro masculino o femenino.

Es cierto, la ‘canarinha’ goleó el último domingo 3-0 a Jamaica –hablando de debutantes, las ‘Reggae Girlz’ son primerizas en un Mundial-. Cristiane marcó el camino de la victoria con tres goles. Pero todas las miradas se las llevó Miraildes, o también conocida como “Formiga” (hormiga en español) por su incansable trabajo. Nacida el 3 de marzo de 1985, la volante de 41 años también batió el récord en ser la más veterana en un partido superando a la estadounidense Christie Rampone (40 años en 2015).

“Es infinita. No es solamente un fenómeno físico, sino también una jugadora muy inteligente”. Los elogios son de René Simoes, técnico de Brasil en los Juegos Olímpicos de 2004. Tenía razón. “Formiga”, con cuatro décadas encima, jugó los noventa minutos del partido ante las jamaiquinas y en una posición donde se necesita tener mucha resistencia. Ella lo hizo.

No llegó a Francia solo para poner su nombre en las páginas más sagradas del fútbol, sino porque cree que puede aportar a llevar a su selección a ganar su primer Mundial. Por eso también regreso del retiro. Este quizá es el último torneo que juegue. Si se va ahorita a casa, no hay problema. Ya cumplió. Pero Miraildes va más allá. Es una incansable hormiga.

Contenido sugerido

Contenido GEC