(Foto: AFP)
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Agencia EFE

inició este lunes la defensa del título de campeón de la con una trabajada goleada ante Japón por 0-4, un duelo en el que la Roja se mostró letal en ataque y los nipones desperdiciaron todas las ocasiones de gol que tuvieron.

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A continuación, las cinco claves del triunfo chileno en el estadio Morumbi de Sao Paulo.

1. El factor Pulgar
El centrocampista Erick Pulgar abrió la lata con un cabezazo a la salida de un córner en el minuto 41, un tanto que evitó que el choque llegara al descanso empatado y sirvió para descomprimir la tensión del debut.

Más allá del gol, Pulgar, de 25 años, cumplió con creces las labores de volante defensivo en la medular de Chile. Charles Aránguiz y Arturo Vidal se sumaron a menudo al ataque y Pulgar estuvo siempre atento, por delante de los centrales, rápido en el corte y certero en el pase.

El jugador del Bolonia es uno de los pocos futbolistas jóvenes que se ha ganado la confianza absoluta del Chile que proyecta el técnico colombiano Reinaldo Rueda.

Después de destacar en el tramo final de la temporada en la liga italiana, Pulgar ha avisado de que la Copa América puede ser el escaparate ideal para dar un paso adelante en su trayectoria. Si mantiene ese nivel, no tardarán en llamar a su puerta.

2. Alexis-Vargas, la dupla más goleadora en la historia de Chile
El doblete de Eduardo Vargas y el tanto de Alexis Sánchez refuerzan la confianza de una línea ofensiva chilena a la que a menudo se le ha reprochado su falta de puntería.

Pero las estadísticas indican que esos dos nombres son sinónimo de gol para la Roja. Alexis es el máximo artillero en la historia de la selección chilena con 42 dianas, y Vargas superó ayer a Marcelo Salas en el segundo lugar con 38 tantos.

Vargas, además, se convirtió en el máximo goleador chileno en la historia de la Copa América con 12 goles, dos más que Enrique 'Cua Cua' Hormazábal, un destacado futbolista de la década de los 50 del siglo pasado.

El ariete, máximo artillero en las Copas América de 2015 y 2016, demostró que se siente como pez en el agua en el torneo continental, al que llegó después de proclamarse campeón de la liga mexicana con el Tigres.

3. Omnipresente Aránguiz
Charles Aránguiz es un futbolista que casi siempre trabaja a destajo y cumple una función poco vistosa pero indispensable en el centro del campo de cualquier equipo.

Ante Japón no fue la excepción, aunque se prodigó en ataque un poco más de lo habitual y fue el jugador que generó más acciones ofensivas de Chile, con siete. Además completó 63 pases, más que ninguno de sus compañeros.

Es un complemento de lujo para Arturo Vidal en el centro del campo chileno y ratificó la buena temporada que ha tenido con el Bayer Leverkusen.

4. Chile castiga la candidez nipona
El 0-4 final no refleja lo que se vio sobre el terreno de juego. Japón hizo un partido más que aceptable y dominó al campeón de América en varias etapas de la contienda.

Pero falló una y otra vez ante la portería de Gabriel Arias. Intentaron 13 tiros al arco y ninguno entró. La juventud y la falta de experiencia de buena parte de sus jugadores le pasó factura.

Chile, en cambio, exhibió una pegada poco habitual. A cada oportunidad desperdiciada por Japón, la Roja respondió con un gol. Poco antes del final, en pleno desconcierto nipón, Chile anotó dos goles en apenas dos minutos.

5. Primer regate al síndrome del campeón
Reinaldo Rueda llegó a la Copa América de Brasil con la obsesión de alertar a sus jugadores del "síndrome del campeón". El colombiano cree que el campeón de un torneo tiene muchos números de volver rápido a casa cuando trata de revalidar el triunfo. Y la estadística, especialmente en los Mundiales, avala su teoría.

El seleccionador ha empleado horas y horas de charlas con sus jugadores para demostrarles que el "síndrome del campeón" es un riesgo real. Les ha advertido de que si salen al campo con la medalla de campeones colgando del cuello, probablemente no pasarán de la fase de grupos.

Por eso ayer respiró aliviado en la conferencia de prensa posterior al partido y destacó que su equipo esquivó, por ahora, ese temido síndrome.

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