Gustavo Costas es un tipo devoto. Era común, en Lima, verlo con un rosario en el cuello, persignándose antes de cada partido. Sin embargo, ahora dirige al Al Nasr en Arabia y ha tenido que adaptarse a las costumbres locales.

En Lima, cuando dirigía a Alianza Lima, hacía la señal de la cruz antes de cada partido. Ahora la cosa es distinta: “No lo puedo hacer, lo hago antes de salir a la cancha, en el vestuario. Si me persigno, me matan, me apedrean. Al menos me dejan fumar, aunque no hay nada de alcohol”, comentó el técnico.

CARNE DE CAMELLO En declaraciones al diario Depor, Costas relató lo complicado que ha sido para él adaptarse a las costumbres del país musulmán y comentó, por ejemplo, cómo tuvo que alterar la rutina del equipo en el mes de Ramadán.

“Ellos ayunan todo el día. Recién a las 7 de la tarde pueden comer algo, así que por esos días entrenábamos recién a las 10 y 30 de la noche. Terminábamos, a veces, a la una de la madrugada”, relató.

Costas entrena a su equipo a esa hora aunque no sea el mes del ayuno por las altas temperaturas, que bordean los 50 grados y, aunque asegura que hasta ahora no sube a un camello, han intentado invitarle carne de ese animal.

‘PANCHI’, EL ALIADO El técnico, que convive en una residencial para extranjeros junto a su comando técnico, cuenta que a sus más cercanos colaboradores también les ha costado el cambio de país. Tal es el caso de Francisco Pizarro.

“Vemos los partidos de Racing y de Alianza, y alquilamos películas. ‘Panchi’ es el encargado. “A veces, por el cambio de hora, se queda hasta las 6 de la mañana de aquí chateando con su familia”, comentó el DT, quien sigue al cuadro blanquiazul y espera que a fin de año salga campeón.