Borussia Dortmund tomó impulso hacia la final de la Champions League al vencer por 4-1 al Real Madrid en la noche más gloriosa del ariete polaco Robert Lewandowski, autor de un sensacional póker de goles.

El equipo de José Mourinho sucumbió en la apertura de la semifinal no solo ante las excelencias de Lewandowski, sino ante su propia incapacidad. Le faltó juego y carácter, precisamente lo que le sobró a un Dortmund que pone a la Champions League al borde de una final alemana ante al Bayern Múnich.

Empujado por el espectacular aliento de la grada, el conjunto alemán vivió en campo del Real Madrid durante los primeros 15 minutos, distrayendo y esperando la subida de los laterales para generar espacios. Le ayudaba el Real Madrid, regalando balones como un amigo.

A los siete minutos llegó la primera gran ocasión de los locales, con un disparo de Marco Reus que sacó Diego López con una mano prodigiosa. Fue el preludio del primer gol. Sucedió en la siguiente jugada, cuando Reus centró desde la izquierda con la pierna contraria, el balón se fue cerrando, Pepe no vigiló su espalda y apareció Lewandowski para rematar a la red desde cerca. La hinchada local atronó.

BORUSSIA CEDIÓ LA INICIATIVA El tanto afianzó las opciones del Borussia Dortmund, que progresivamente fue replegándose hasta dejarle el mando al balón. Dio la impresión de que era algo estudiado, pues todo el mundo sabe que el Real Madrid no es un equipo que se sienta especialmente cómodo llevando la iniciativa. Lo que sucede es que el equipo alemán también dejó de llevar peligro al área blanca.

Pocos equipos hay como el Real Madrid que penalicen tanto el error del contrario. Éste llegó a los 43 minutos, cuando Mats Hummels se enredó y dejó el balón franco en los pies de Gonzalo Higuaín. El argentino tuvo la sangre fría de esperar la llegada de Cristiano Ronaldo, quien recibió el cuero simplemente para empujar a la red.

Así concluyó una primera parte que presentó una imagen bien conocida del Real Madrid, la de un equipo que necesita muy poco para marcar. Este tanto es lo único que ahora le permite soñar, aunque sea remotamente, con la remontada.

LEWANDOWSKI, EL MEJOR Porque lo que ocurrió después fue una pesadilla para los blancos. Vivir sólo de errores ajenos no sirve en una semifinal europea. Y más sabiendo que esos errores también los puede cometer el propio Real Madrid, como ocurrió en su pésimo inicio de la segunda parte.

A los 50 minutos, tiró mal el fuera de juego y Lewandowski pescó el gol ante las injustas protestas de los blancos. Y cinco minutos después, el ariete polaco dejó sentado a Pepe, muy mal durante todo el choque, para hacer su tercer tanto.

Superado en entusiasmo, ambición y concentración, al Real Madrid no le quedó otra que ir por el partido, pues tenía la eliminatoria en una situación mucho más que peligrosa. Todavía más lo estaría diez minutos después.

Con el Real Madrid desorientado y distraído en el lateral izquierdo, Reus entró en el área y cayó acosado por Xabi Alonso. Para el árbitro fue penal y Lewandowski completó su noche de gloria al anotar el lanzamiento.

El jugador polaco dio la razón a Josep Guardiola, que parece quererlo para el Bayern Múnich. Dio un recital y la defensa blanca nunca encontró fórmula para desactivarlo. El final del encuentro fue un ejercicio de impotencia de un Real Madrid que está obligado a la épica si quiere producir un vuelco en la eliminatoria y llegar a la final, que ahora le queda muy lejana.