Su vida siempre estuvo marcada por dificultades. La vida le impuso una serie de retos que ha sabido superar uno tras otro hasta convertirse en el mejor. Apenas a los dos años, Franck Ribéry sufrió un accidente vehicular que le marcó el rostro de por vida. Un pequeño Ribéry viajaba en el asiento de atrás del auto cuando el aparatoso choque lo expulsó de su lugar y su cara pegó contra el parabrisas, produciéndole una serie de cortes en la cara producto de los vidrios rotos. Hoy el francés aún luce las cicatrices que de niño le costaron el apodo de ‘Scarface’, una famosa película protagonizada por Al Pacino que fue estrenada el mismo año de su nacimiento (1983).

Ribéry fue atendido de inmediato por especialistas luego del terrible golpe. Los médicos actuaron rápido y colocaron más de cien puntos de sutura en su rostro. Las cicatrices, sin embargo, nunca se borraron, algo que lo llevó a enfrentar las burlas de sus amigos durante su infancia. El francés cuenta que nunca se operó porque las cicatrices le ayudaron a formar su carácter. No obstante estas, este difícil episodio no fue el primer que el entonces pequeño Franck tuvo que afrontar: sus padres lo abandonaron recién nacido en un convento de monjas.

“De pequeño se burlaban de mí y me escondía a llorar en un rincón. Pero eso me ha ayudado en la vida”, declaró alguna vez Ribery. En el convento vivió algunos años de su infancia, aunque más tarde fue echado por revoltoso. Cuentan que el actual capitán de la selección francesa se escapaba del lugar con el objetivo de irse a jugar fútbol con sus amigos. Solo, en la calle, sin nadie a quien recurrir, tuvo que sobrevivir trabajando como albañil, uno de los primeros empleos que tuvo en su vida. De todas formas, el fútbol continuaba siendo un sueño que parecía inalcanzable hasta que el US Bolougne, un equipo de su ciudad natal (Boulogne-sur-Mer), le dio la oportunidad de debutar.

Ales, Brest, Metz, Galatasaray fueron los equipos que lo acogieron en los siguientes años. No obstante, fue en el Marsella de su país en el que se dio a conocer como una promesa del fútbol mundial. Vino la convocatoria a la selección francesa (con la que ha disputado dos mundiales y dos Eurocopas), y, finalmente, en el 2007 fichó por el poderoso Bayern Múnich, su club actual. Con el equipo bávaro ha conseguido siete títulos, incluido el de la Champions de la temporada pasada, torneo en el que fue premiado por ser mejor asistente de gol.

Ribéry ha recibido hoy a los 30 años el premio al mejor futbolista de Europa de la temporada 2012-2013. Lo que en un principio era un sueño terminó siendo realidad producto del trabajo silencioso que ha realizado en el fútbol. Consecuencia de la perseverancia de una persona que realmente ama lo que hace. La coronación solo termina por colocarlo como un verdadero ganador, más aun porque tumbó en la disputa a dos de los considerados los mejores jugadores del mundo en la actualidad: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Ribéry es hoy el mejor de Europa. También los es Bilal Yusuf Mohammed, el nombre que adoptó una vez se pasó al islam. Pero esa es otra historia. La actual dirá que hubo una vez un francés que derrotó a Messi y Cristiano.