Una gloria compartida, por Jerónimo Pimentel. (Foto: AFP)
Una gloria compartida, por Jerónimo Pimentel. (Foto: AFP)
Jerónimo Pimentel

Es difícil dar cuenta del valor de . Una manera puede ser la siguiente: tiene más talento que él, pero el portugués ha logrado sostenerle la comparación durante una década. ¿Quién tiene más mérito?

El 2018 del luso va siendo magnífico y solo en la última semana ha anotado goles antológicos, sin contar que a falta de tres meses ha pasado ya la marca simbólica de 40 tantos por temporada, lo que en él es cotidiano pero para el resto es excepcional (solo como medida, en el fútbol peruano nunca nadie marcó más de 37, los que hizo Esidio en el 2000). La joya que marcó ante Juventus de chalaca en Turín y por Champions es un clásico instantáneo, pero el último gol ante el Atlético en el derby madrileño, de volea a pase de Bale, merece un marco propio. Cristiano Ronaldo es un animal del gol y lo en verdad extraño es que no reine solo.

Una cosa llama la atención sobre su carrera que se aproxima, aunque no lo parezca, a lo que parece un otoño invicto: ha logrado recomponer su ubicación en el campo para pasar a ser un delantero de área. Esa transformación revela versatilidad e inteligencia, ya que se necesita mucho autoconocimiento y madurez para asumir que las virtudes que permitieron destacar en un rol (en su caso, extremo) ya no existen, lo que obliga a compensar esa carencia con otros méritos. Se pueden contar con los dedos de la mano los cracks que han logrado destacar en más de un puesto.

En el caso de Ronaldo, otro criterio lo eleva: ha obtenido con Portugal, un equipo de segundo orden en el ámbito de la UEFA, una Eurocopa; Messi no ha podido ganar ningún título con la selección adulta de Argentina, un país mayor en la Conmebol, cuya afición está dividida respecto al aporte del 10. Quizás este rubro es el que más evidencia la complicación de hacer comparaciones individuales en un deporte colectivo, pues se podrían argumentar toneladas de contingencias y reparos ante un cotejo simplista. Para empezar, ¿cuánta responsabilidad tiene el jugador del Barcelona en la incapacidad de la albiceleste de obtener un título de mayores desde 1993? Su estadística en selección, finalmente, es casi idéntica a la de su rival: medio gol por partido. Una sensación, sin embargo, prevalece: ni Pekerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella, Martino, Bauza ni Sampaoli han podido emplearlo para completar una empresa que hasta los 90 era relativamente cotidiana. El consuelo es que en Rusia tendrá una nueva opción.

¿Eso basta para que Cristiano Ronaldo sea el jugador más dominante de su tiempo? Ciertamente no, pero sí para plantear que esta década, como la del 70 con Cruyff y Beckenbauer, será compartida.

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