La revolución de Pep Guardiola sigue adelante en el Bayern Múnich: el entrenador español renunció a compartir el vestuario con los jugadores en el estadio para darles intimidad y libertad, incluso para criticarlo, publicó hoy Bild.

“En el vestuario los jugadores quieren hacer bromas y hablar de todo, sin el temor de que yo esté sentado a sus espaldas. Es un lugar en el que también pueden hablar mal de mí”, citó el diario al ex entrenador del Barcelona justificando la medida.

Guardiola se trasladará a una oficina fuera del Allianz Arena. Su antecesor, Jupp Heynckes, había renunciado a tener un vestuario propio.

La novedad se suma a otras costumbres propias que el español aplicaba en el Barcelona e importó al Bayern, como la negativa a ofrecer entrevistas o los entrenamientos a puerta cerrada.