Messi era duda hasta horas antes del partido por una lesión en la rodilla. Corría el minuto 87. Barcelona igualaba a cero con el Benfica, por un encuentro de Champions League, cuando Lionel se retorcía sobre la hierba del Camp Nou. Primero agarrando la articulación de su pierna izquierda y después ahogando su dolor en la camilla del carro médico. Messi no pudo terminar el partido de esa noche y así todos los hinchas azulgranas y la prensa de la ciudad catalana aguardaba el parte médico oficial, que determinaban una “contusión ósea en la cara externa de la rodilla externa”.
Nadie, hasta el más escéptico, confiaba en una recuperación milagrosa del ‘Messías’, pero tres días después ahí estaba, en el estadio Benito Villamarín del Betis, en el once del Pep Guardiola. Ahí estaba Messi, dispuesto a hacer historia. Fue un domingo 6 de diciembre del 2012. El reloj marcaba el minuto 15 del partido. El portero rival era Adrián San Miguel Del Castillo, ahora en el West Ham United. El encuentro era un partido cerrado, con pocas opciones de gol hasta que Messi tomó el balón, y con la diagonal que le caracteriza, burló a dos defensas, y sobre un tercero, disparó a la portería de Adrian para igualar el récord (85 goles) de Müller. Messi se abrazó con Jordi Alba y el resto de sus compañeros, pero él sabía que esa noche podía más. Y no había que esperar otra fecha para batir la marca del ‘Torpedo’.
Minuto 26. Adriano tomó la lanza y dejó la jugada en los pies de Lionel. El astro del Barcelona tocó con Iniesta, quien con un taco se la cedió para que el delantero sea el hombre gol y récord de la historia del fútbol mundial. Fue el 86, un número que destruyó el récord (75) de Pelé en 1959 y superó por uno al de Müller. Esa noche el partido culminó (2-1) a favor del Barcelona, con dos tantos de Messi, pero la sonrisa del delantero era por el récord, no por otra más. La cara de Messi era la de un chico de 12 años, pero sus palabras fueron las de un hombre de 25. “El récord es muy lindo por lo que significa, pero lo importante es la victoria que nos sirve para mantener la distancia con el resto de equipos”, señaló esa noche.
Al terminar el año calendario, Messi finalizó con 91 goles en 69 partidos. 59 fueron en Liga, 13 en Champions, cinco por la Copa del Rey, dos por Supercopa y 12 con la selección argentina. Del total, 61 fueron con la pierna izquierda, siete con la derecha, 13 de penal, seis de tiro libre y cuatro con la cabeza. Ese mismo año se concluyó que estábamos ante uno de los mejores de la historia, quizás el mejor. No hubo lesiones que paren al mejor jugador del mundo, tal como sucedió un domingo 6 de diciembre del 2012: el día que Messi fue mejor delantero que Müller.