Se le llamaba la Máquina 87. Era la generación a la que pertenecía Lionel Messi y chicos de las infantiles de Newell’s como Juan Leguizamón, Pecce, Gianantonio, Casanova, Scaglia, González, Giménez, Ruani, Mazzia, Bravo y Miró, entre otros niños que eran los titulares. “No es que vencieran 1-0 o 2-1, ellos ganaban por goleada y hablo de 7-0 y 8-0”, señaló un día Jorge Messi, padre del delantero del Barcelona.
En ese entonces, Lionel, a los 8 años, no era el goleador, era quien que se encargaba de organizar y asistir a sus compañeros. “A nosotros no nos gustaba perder nunca, caíamos un partido y como estábamos tan acostumbrados a ganar, nos poníamos a llorar”, comentó Juan Cruz Leguizamón, amigo de Messi.
En el partido final del torneo, Lionel se quedó encerrado en el baño de su casa. “Si salíamos campeones, nos ganábamos una bicicleta”, dijo Leguizamón. Messi no llegaba y al término del primer tiempo, Newell’s caía uno a cero.
Para poder salir de ahí, Messi rompió el vidrio de la puerta de su baño, llegó lo más rápido que pudo y los leprosos salieron campeones con tres goles suyos. Se notaba que ya era diferente.