Luis Suárez: de cuidar autos a ser el mejor '9' del mundo
Aldo Cadillo

 recibió en octubre del año pasado la Bota de Oro, premio que se otorga al mejor delantero de Europa. El uruguayo recibió el galardón de las manos de sus dos pequeños hijos y, emocionado, declaró que "luchó y sufrió mucho para llegar hasta el Barcelona". ¿A qué se refiere el crack del Barcelona?

Luis Suárez, al igual que muchos exitosos jugadores de fútbol, tuvo una infancia complicada. Marcada por la pobreza, la separación de sus padres y el desenfreno de las noches capitalinas.

Pero los problemas empezaron mucho antes. Luis Suárez nació en el interior de Uruguay. En la ciudad de Salto. Un 24 de enero de 1987. Su madre cuenta los problemas económicos que padecía la familia.

"Las únicas zapatillas que tenía eran para la escuela, no para jugar al fútbol. Así que solía jugar descalzo con tal de no perderse los partidos. Siempre andaba con el drama de las botas", declara para el programa español 'Panenka'. Eso sí, cuando jugaba nunca dejaba de sonreir.

Luis Suárez

El goleador del futuro solo tenía un par de zapatillas cuando era niño. Las usaba para ir al colegio. Por esta razón jugaba al fútbol descalzo. Igual disparaba y anotaba. Luis Suárez demostró grandes condiciones para el deporte más popular de Uruguay.

Rodolfo, su papá, abandonó a su madre y a sus seis hermanos cuando él tenía 9 años. El día que se fue de casa lo abofeteó. Contó su mamá Sandra Díaz al programa español 'Panenka'.

La familia decidió probar suerte en la capital y viajó a Montevideo. Una vez establecidos, Suárez se apoyó en su abuelo. Junto a él se iban a cuidar autos para llevar algo de plata a la casa. También barría calles. Lo hizo durante los 11, 12 y 13 años de edad.

"En mi casa faltaba de todo. Nunca me faltó un plato de comida, es cierto, pero no me avergüenzo de decir que con 11, 12 0 13 años me iba a cuidar autos con mi abuelo para tratar de llevar algo de plata a mi casa. Mi madre no me dejaba, pero le mentía diciendo que iba a casa de un amigo o algo así. Con 10 años mi madre trabajaba en el shoping y yo iba a buscar la propina que le dejaban y mientras un hermano cocinaba, yo me iba a hacer las compras. Esas cosas me hacen recordar el sacrificio que hice para poder jugar a fútbol. Por eso ahora lo valoro todo mucho más y no me avergüenza explicar las cosas que hacía para tener un plato de comida".

Suárez no fue bueno en la escuela, pero respondía en el fútbol con la misma efectividad con la que hoy marca goles durante las noches en Montevideo. Se escapaba de casa. Bailaba, tomaba y se perdía en la oscuridad de las discotecas.

El jugador que hoy hace soñar a los niños con sus goles no se podía levantar a tiempo para ir a entrenar. Faltaba a las concentraciones o llegaba tarde, si es que aparecía. Un chico inquieto que dominaba las fiestas con la misma efectividad con la que hace piruetas con el balón en el Barcelona.

Pero todo terminó cuando cumplió 15 años o, mejor dicho, cuando conoció a Sofía Balbini, su actual esposa. Ella lo llevó por la senda de la tranquilidad y se estableció como jugador de Nacional.

Luis Suárez

Una versión miniatura de la mujer que es hoy lo alejó de las malas influencias y lo convenció de no abandonar los estudios. Luis Suárez escuchó a su futura esposa y decidió retractarse. “Ella me decía que estaba gordo y era verdad. Yo comía demasiado y no me gustaba entrenar. Pero me insistió tanto que le hice caso”.

Pero un obstáculo más se presentaría. Sofía, su pilar en su complicada travesía por las inferiores de Nacional, se iba a España a vivir. En Barcelona, precisamente. Suárez recayó. Sintió el alejamiento como una falta que lo lesionó y se mantuvo fuera de los entrenamientos de su club.

Retornó a los viejos vicios y se alejó del fútbol. El deporte rey perdía a uno de los delanteros más letales sin saberlo. Hasta que su entrenador Ricardo Perdomo lo encaró cual defensa: “O empiezas a entrenarte y a centrar tu vida o te marchas de aquí”.

Luis Suárez volvió al fútbol. Mostró tantas condiciones con el Nacional que fue contratado por el Groningen en el 2007. Convenció a los padres de su novia y ella se mudó a Ámsterdam. Ahí se establecieron.

Así se forjó la historia del '9' más letal de la actualidad futbolera. Un tipo que sufrió los avatares de la pobreza y que tuvo que jugar descalzo. Bueno, ahora Luis Suárez tiene dos pares más de zapatillas. Estas son de oro.

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