Maradona y los goles con que 'ganó' la Guerra de Las Malvinas
ÁNGEL HUGO PILARES

"Este será un partido ideal para que se confundan los imbéciles", escribió Jorge Valdano en un diario argentino en la previa al Argentina-Inglaterra, desinflamando los instintos bélicos de aquel día. Fue el 22 de junio de 1986, y el propio ha dicho más de una vez que no olvidará jamás ese día.

Diego Maradona no olvidará que ese día, antes de salir a la cancha del estadio Azteca, cuando alguien --un periodista, tal vez-- le preguntó sobre el partido, debe haber respondido con una de esas declaraciones típicas de que esto no tiene nada que ver con la Guerra de Las Malvinas, el conflicto bélico por el dominio de 11 mil kilómetros cuadrados de islas en el Atlántico sur.

"La mezcla de política y deporte es permanente, pero la política no está metida dentro de una cancha. Ahí somos hombres que tenemos la misión de jugar y no otra cosa. Es una oportunidad muy grande para darle una verdadera lección al mundo, para establecer distancias con toda clase de histerismo", sigue diciendo Valdano en la previa de los dos goles de Diego Maradona a los ingleses.

Pero cuatro años antes del Mundial de México 86, Argentina se había rendido en una guerra. Cuatro años antes de ese partido, un  lleno de sentido nacionalista había donado 100 millones de pesos al Fondo Patriótico Malvinas Argentinas, una teletón que buscaba financiar el conflicto que dejó 649 muertos, 1.300 heridos y 11.313 prisioneros de guerra, entre otros horrores que sufieron batallones de jóvenes de 19 años que iban a combatir en zapatillas y sin abrigo a un tierra donde la temperatura llegaba a 30 grados bajo cero por la noche. Eso ocurrió cuatro años antes de que Diego vengara la derrota con el ‘Gol del siglo’ y la ‘Mano de Dios’.

Por eso el discurso detrás de la puerta del vestuario o entre las cuatro paredes de su cuarto en la concentración: “Era como ganarle más que nada a un país, no a un equipo de fútbol (…) Sabíamos que habían muerto muchos pibes argentinos allá, que los habían matado como a pajaritos… Y esto era una revancha, era… recuperar algo de las Malvinas (…) ¡Un carajo que iba a ser un partido más!”, cuenta Diego Maradona en su libro autobiográfico “Yo soy el Diego”. 

Por la noche, antes de aquel 22 de junio, Diego Maradona había entrado en su cuarto de paredes de ladrillo y se sentó en una cama pequeña y dura de una concentración que, cuenta el 'Vasco' Olarticoechea, los jugadores llamaron Alcatraz, en homenaje a la cárcel estadounidense. Y ahí debió haberse sentido un prisionero de una guerra que se peleó cuatro años antes.

José Luis Brown, el 'Tata', relató para el documental "1986: La Historia detrás de la Copa" la auténtica opinión de Diego Maradona y los demás campeones del mundo en ese partido. Hay que estar en ese momento: con la gente de Inglaterra a la derecha; en el medio, los árbitros, y a la izquierda el grupo argentino. Y Diego Maradona que te decía: "Vamos eh, vamos que estos hijos de puta capaz nos mataron a un vecino, capaz nos mataron a un familiar". "Llegas a mitad de cancha, te ponen el himno y me pongo el cuchillo entre los dientes... y salgo a correr. era como lo pensábamos todos", cuenta Brown.

Esa tarde en el estadio Azteca, Diego Maradona robó un gol. Y lo tapó haciendo un golazo. Porque el primer tanto fue con la mano y era, dicen cerca al río de La Plata, como ‘afanarle’ algo a quien te robó primero. “Como robarle la cartera a un inglés”, dijo su autor. Pero el segundo, en el que corrió 60 metros en diez segundos, contra seis ingleses que salían a matarlo, fue la humillación del enemigo. Porque treinta años, hoy, no parecen ser nada y en esa época los cuatro años que habían pasado desde el fin de la guerra estaban a solo un paso.

Y eso le hizo ganarse odios. Peter Shilton, muchos años después y ante unas supuestas disculpas por el gol con la mano, respondió que Diego Maradona le “enferma”. Pero estos no solo vinieron de un jugador, sino de un pueblo: en 1999 el gobierno de las Islas Falkland anunció que no iba dejar entrar al campeón del mundo a su territorio por cocainómano, aunque todos saben que los motivos de la prohibición no estaban en su nariz, sino en sus pies (y en su mano).

Los dos goles que aquel día anotó Diego Maradona fueron una reivindicación. Él dice que lo hizo por los soldados fallecidos en una guerra terrible, pero hay alguien más que debió haberse sentido reconfortado: Osvaldo Ardiles, el ‘crack’ que en 1982 jugaba en el Tottenham y tuvo que escuchar, cada que tocaba la pelota, cómo las barras de ambos equipos gritaban “¡England, England, England!”. Todo porque había dicho ante los medios de ese país que las Malvinas eran argentinas. Su primo José Leónidas, Capitán del Ejército del Aire de Argentina, había sido derribado por un avión caza inglés.

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