El ex árbitro Gilberto Hidalgo, el último protagonista peruano en una final de Libertadores cuenta lo que significa la definición copera. (Foto: El Comercio)
El ex árbitro Gilberto Hidalgo, el último protagonista peruano en una final de Libertadores cuenta lo que significa la definición copera. (Foto: El Comercio)
Redacción DT

Marco Quilca León

Gilberto Hidalgo camina por las calles del Callao y recibe el cariño de la gente. Sus vecinos lo saludan y algunos, entre bromas, le piden que dirija en el campeonato de su barrio. Todos lo reconocen por ser un ex árbitro FIFA, pero pocos saben que fue el último peruano en ser protagonista de una final de la Copa Libertadores, la del 2001 en la que Boca Juniors le ganó al Cruz Azul.

—¿Cómo vivió aquella final?

Me alegró la vida y me hizo sentir profesionalmente realizado. Estaba nervioso, incluso desde la nominación. Fue una gran responsabilidad que creo haber asumido bien y realizado un buen trabajo.

—Si uno busca las declaraciones después de ese partido, nadie lo mencionó.

Fíjate que eso es lo mejor. Pasar desapercibido en un encuentro de fútbol es un indicativo de que las cosas van bien, teniendo en cuenta que el trabajo arbitral siempre es polémico y criticado.

—¿Qué tan imponente es el hincha argentino? ¿Sintió nervios?

Nervios siempre sentí. Pero sí, el fanático argentino es pasional y la forma en la que alientan intimida, más aún en una final. Lo del temblor en la Bombonera cada vez que Boca Juniors juega no es un mito.

—¿Previo a esa final notó alguna intención de soborno por algún dirigente?

No, y no sé cómo hubiese reaccionado porque en toda mi carrera nunca me quisieron comprar. Eso sí, quiero recalcar que cada vez que fui a dirigir al exterior los clubes que juegan de local nos daban presentes, pero eso nunca influyó. En realidad siempre se ha dado eso y se seguirá dando. No tiene por qué ser mal visto.

—¿Qué recuerdos le trae esa final?

Muchos. Estaba en el banco el ‘Chino’ Pereda y al final me regaló su camiseta. Fue un espectáculo total en todo sentido. Desde ese entonces, las cuatro finales que jugó Boca me hacían acordar ese partido.

—¿Entonces quisiera que la gane Boca?

Se formó un lazo, pero no porque sea hincha, sino por los recuerdos que me trae. Pero que la gane el mejor y que se vea un buen espectáculo.

—¿Por qué nunca más un árbitro peruano dirigió la final de la Copa Libertadores?

El arbitraje también se ve influenciado por el nivel futbolístico de la liga local. En los tiempos en los que yo estaba entre los mejores árbitros de Sudamérica, Cienciano ganaba la Copa Sudamericana y la Recopa. Entonces, los réferis peruanos también éramos bien vistos.

—¿En esa final tuvo algún roce con algún jugador?

Trataron de presionarme, pero me mantuve firme. No hubo nada fuera de los límites. Incluso el mexicano Francisco Palencia se me acercó al final del partido, me saludó y me dijo: “Profe, nos vamos con la satisfacción de haberle ganado a Boca”.

—¿Cómo se vive una final en Argentina, donde el fútbol es una religión?

Cuando llegamos dos horas antes, el estadio estaba reventando. En la final del 2001 había como diez mil personas afuera. Recuerdo que la policía tuvo que tirar bombas lacrimógenas para dispersarlos y el humo entró al campo. No podíamos respirar y paramos el partido.

—¿Cómo debe actuar hoy Andrés Cunha?

El árbitro uruguayo tiene una gran responsabilidad por la magnitud del partido, pero debe estar sobrio y ocultar los nervios, sino los jugadores lo van a presionar y obligar al error.

—¿Influirá en las decisiones del árbitro que se juegue solo con hinchada local?

Creo que el tema de la hinchada afecta más al jugador que al juez. De todos modos, los argentinos son imponentes y hay que saber manejarlos.

—¿En una final un árbitro es más permisivo con las faltas?

Se maneja diferente. En un partido cualquiera se aplica la normativa. En una final, los mismos jugadores toman el compromiso de otra manera y disputan el balón con pierna fuerte. El árbitro se tiene que adaptar al juego.

—¿Cree que es correcta la elección para la final de esta tarde de un árbitro tan polémico como Andrés Cunha?

Yo no puedo juzgar la elección. Lo cierto es que todos recordamos al uruguayo porque validó el gol de Raúl Ruidíaz con la mano.

—¿Cuánto ayudará el VAR?

Muchísimo, como lo viene haciendo hasta ahora. Pero el VAR solo ayuda, el que toma la decisión es el árbitro.

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