El presidente del Bayern Múnich, Uli Hoeness, se mostró hoy arrepentido por tener una cuenta suiza con la que presuntamente evadió impuestos y la desvinculó de sus operaciones con el club de fútbol alemán. Esta cuenta era solo de Uli Hoeness, declaró el presidente del Bayern en una entrevista con el semanario Die Zeit que se publicará mañana y que hoy fue avanzada en su edición online.
De ningún modo dimitiré antes de la final de la Champions League, dijo Hoeness, que da por supuesto que el encuentro de esta noche frente al Barcelona es ya un trámite después del resultado del partido de ida en Múnich (4-0).
La fiscalía de Múnich investiga a Hoeness por sospecha de fraude fiscal en base a una denuncia hecha por él mismo. Es una situación de la que apenas se puede desconectar. Duermo muy mal, afirmó el alemán de 61 años.
He provocado una gran porquería, pero no soy una mala persona, agregó, al mismo tiempo que aseguró querer corregir su error de la mejor manera posible. El dirigente no descarta dimitir, pero no quiere desestabilizar al equipo bávaro a las puertas de la final de la Liga de Campeones.
Si tengo la sensación de que mi persona perjudica al club sacaré consecuencias. Por otra parte, el club está deportiva y económicamente mejor que nunca, y en eso tengo también una gran participación. En ningún caso dimitiré antes de la final de la Champions League, aseguró.
A pesar de estar envuelto en un escándalo, Hoeness apoya a su equipo desde el palco del Barcelona en el partido de hoy en semifinales de la Champions League.
El patriarca del Bayern confesó tener un gran problema con el hecho de haberse convertido de pronto en una oveja negra entre los alemanes. Estos días me siento como si me hubieran catapultado al otro extremo de la sociedad. Ya no pertenezco a ella, indicó.
Por primera vez desde que se diera a conocer su fraude fiscal, Hoeness habló sobre sus inversiones en bolsa: Entre el año 2002 y 2006 jugué mucho con las acciones. En algunos momentos llegué incluso a comprar y vender acciones día y noche. Eran cantidades difíciles de entender también para mí en estos momentos. Estas cantidades fueron en algunos momentos extremadamente grandes. Era un chute de adrenalina pura.
Tras el estallido de la burbuja de internet en los mercados financieros, Hoeness tuvo que hacer frente a enormes pérdidas. El antiguo jefe de Adidas Robert-Louis Dreyfus lo apoyó económicamente.
Así llegaron los millones a la cuenta. Siempre estuvo claro que se trataba de una cuenta para jugar, para nada más, indicó Hoeness. Sin embargo, al final tuvo tantas pérdidas que tuvo que dar marcha atrás a sus actividades bursátiles.
A pesar de todo, el presidente del Bayern no se considera un enfermo: Al menos ya no. Si debo presentarme ante el tribunal no lo haré como un hombre enfermo. Durante un par de años estuve cerca de serlo, pero con el tiempo me curé.
Durante la entrevista con el semanario alemán, Hoeness confesó haberse sorprendido de que se diera a conocer su denuncia autoinculpatoria. El 20 de marzo a las siete de la mañana la fiscalía llamó a la puerta de su casa en Tegernsee. En ese momento comenzó mi infierno, recordó.
Hoeness admitió la existencia de una cuenta en Suiza con la que efectuó negocios especulativos. El dinero —se habla de 10 millones de euros— había sido gravado en Alemania pero no así los beneficios por especulación.
El escándalo de fraude fiscal de Hoeness empujó a la canciller alemana, Angela Merkel, a afirmar públicamente a través de su portavoz estar decepcionada con la persona con la que hasta entonces compartía comidas regularmente. Deseo que en algún momento se me conceda la oportunidad de poder explicarle personalmente a la canciller cómo pude llegar tan lejos en toda esta mierda, agregó.