Eliezer Benedetti

El romance entre un hincha y el club que decide alentar toda su vida nace de infinitas formas. De infinitas maneras. Miguel Ángel Melgar, por ejemplo, empezó a sentir los colores de Alianza Lima con mucha pasión en su infancia, cuando escuchaba por una radio los partidos de los ‘íntimos’ mientras jugaba a la pelota con sus amigos en Pisco, quienes siempre le hablaban de Teófilo Cubillas, de César Cueto, de Hugo Sotil… Nadie -ni siquiera él mismo- creería en ese entonces que muchos años después se convertiría en uno de los mejores, sino el mejor, coleccionista de camisetas del equipo victoriano. Y no es para menos.

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