Pablo Bengoechea consiguió el 60% de puntos que disputó como técnico de Alianza Lima.  (Foto: El Comercio)
Pablo Bengoechea consiguió el 60% de puntos que disputó como técnico de Alianza Lima. (Foto: El Comercio)
Juan Miguel Jugo Rebaza

De mensajes contundentes y calmados; con una idea de juego discutida pero efectiva, retornará al país para enderezar a un irregular. El último técnico exitoso de los íntimos estuvo seis meses sin dirigir por temas familiares y ahora será nuevamente el conductor de un equipo que él formó desde la temporada pasada.

Tras conseguir el segundo lugar en el Descentralizado 2018, el  uruguayo nunca se pronunció sobre su salida y dejó el plantel en las fiestas de fin de año. Antes de ese momento, Alianza Lima ya había oficializado la llegada de José Miguel Manzaneda y los laterales Rodrigo Cuba y Anthony Rosell. En la lista de espera estaban los demás refuerzos de la actual temporada, con excepción de Pedro Gallese, Wilder Cartagena y Felipe Rodríguez, este último solicitado por Miguel Ángel Russo.




“Las puertas del club siempre estarán abiertas para ellos (Bengoechea y su comando técnico). Se llevan nuestro aprecio, les deseamos muchos éxitos”, fue parte del comunicado de Alianza Lima anunciando la salida del entrenador, quien ahora regresa a un equipo irregular, al cual le cuesta mucho mantener su portería invicta y no consigue ser superior en el trámite del juego. Con el torneo apertura en el olvido, el clausura será la oportunidad de los íntimos de volver a ser protagonistas y conseguir el campeonato nacional, como lo hicieron hace dos años con el también ídolo de Peñarol.

Tras su salida, Alianza apostó por Miguel Ángel Russo, quien dirigió hasta el 26 de abril. Luego estuvo Víctor Reyes, entrenador peruano con experiencia en divisiones menores, que justamente apostó por futbolistas de la reserva íntima. No obstante, la dirigencia íntima quería buscar un reemplazo extranjero.

Gustavo Zevallos optó por Pablo Bengoechea, un técnico que conoce la casa y el fútbol peruano, caso contrario al de su homólogo argentino, que tuvo duras críticas a la idiosincrasia del balompié nacional. Con este nombramiento, los ánimos de los hinchas íntimos se han llenado de ilusión, aunque los más escépticos quedaron inconformes, porque preferían una nueva propuesta.

Con esta elección, Pablo Bengoechea se ha convertido en el “elegido” de los aliancistas para revertir esta mala situación. Y también en el posible salvador de la actual dirigencia, cuestionada por los malos resultados del semestre. El técnico uruguayo es el buen recuerdo de los hinchas blanquiazules, un referente de buenas decisiones y manejo de vestuario. Solo les basta acordarse de las remontadas para ser feliz: ante Universitario, Universidad San Martín y FBC. Melgar y del campeonato y subcampeonato en dos años, tras una década de dolor y sufrimiento.

Bengoechea volverá a capitanear un barco sumergido en las dudas, tal como lo hizo en enero de 2017. Aunque con la ventaja de ya conocer a todo su plantel.

Si Alianza busca salvar el año con Bengoechea está bien, es un entrenador que conoce el medio y ya sabe lo que es campeonar. Pero en el futuro, se debería apostar por alguien que pueda establecer un manual de estilo, para utilizarlo en menores y el primer equipo. Con el “profe” los resultados llegarán seguramente, habrá buena taquilla, y por plantilla, los blanquiazules deberían estar en la próxima Copa Libertadores. Sin embargo, ello no basta, porque con lo visto en los dos últimos años, el "equipo del pueblo" no ha estado al nivel de una exigencia mayor como lo son los torneos internacionales.

Pablo tiene su estilo propio, criticado pero efectivo en el fútbol peruano, muchas veces llamado “resultadista”. Pero sin duda la deuda está afuera y allí no basta ganar como sea. 

Esta era una buena oportunidad para la dirigencia de retomar la identidad de juego aliancista y estar acorde con las nuevas exigencias: verticalidad y eficacia. Pero, optó por lo conocido y para asegurar resultados, así el hincha siga viendo pases hacia atrás, lentitud en el medio y puro gol de cabeza. 

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