Marco Quilca León

Como si fuera un boxeador que va camino al ring, Jefferson Farfán bajó las gradas de la tribuna occidente en medio de un pasillo formado por hinchas blanquiazules que maltrataban su garganta y enrojecían las palmas de sus manos alentándolo desaforadamente. Aún faltaba un par horas para que inicie el clásico y Matute recibía entre aplausos a la ‘Foquita’ que había dejado la concentración en la Villa Íntima junto a Wilmer Aguirre para pisar el césped donde más tarde vería cómo Universitario le arruinaba la fiesta con los goles de Rugel y Succar.

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