Julinho: el jugador que vino de 'yapa' y que se volvió ídolo
Julinho: el jugador que vino de 'yapa' y que se volvió ídolo
Redacción EC

De solo se sabía que tenía nombre de cantante de rock peruano de los noventas. El conocido era el cantante, el de "Sarah Ellen" y de "Ángel de la Guarda". Pero este Julio de Andrade no se la quería llevar fácil. Si bien llegó prácticamente de 'yapa', logró ponerle tinta indeleble a sus pies para escribir una historia que nos durará para siempre.

Pasó de actor de reparto a protagonista principal de la mejor trilogía futbolística del que esta noche  a su gracia y a su ballet. Cuando Julinho aún no se encontraba dentro del balompié de su país, su amigo Lula le habló de una oferta arriesgada pero oportuna. Lula, quien no era el presidente sino el delantero, tenía la oportunidad de aterrizar en el balompié peruano y pidió que sumen en el paquete a Julinho, un auténtico desconocido para el fútbol local. El les dijo que sí. Y en el Defensor, Julinho se presentó en sociedad como el mejor atacante.

Dos años con el uniforme granate lo convirtieron en uno de los mejores extranjeros del torneo nacional. De Lula casi nadie se acuerda, pero Julinho fue decisivo para la buena campaña de los 'carasucias' en 1991 (donde rasparon una opción de clasificación a ).

SIEMPRE COMO 'COMBO'
A pesar de sus buenas actuaciones, Julinho aún no se consolidaba como futbolista top. En el 'dream team' que armó Sporting Cristal en 1993, con contratos millonarios como el de o Julio Rivera, la participación de Julio de Andrade Moura sonaba a simple comparsa.

Es más, el brasileño José Carlos Amaral no lo consideraba como titular indiscutible en el once rimense. Y entonces sucedió: en la Copa Libertadores de ese año, en la definición de los octavos de final ante , Julinho se puso sus zapatos de ballet y danzó ante el más grande de sus auditorios. Esa vez, Cristal perdió 3-2 en casa ante los colombianos, pero Julinho (quien entró desde el banco para anotar dos goles que regalaron fugaz esperanza) se ganó un sitio en cada corazón cervecero.

Lo que ocurrió entre 1994 y 1997 es historia conocida: un tricampeonato inolvidable y el subtítulo en la Copa Libertadores. Julinho no solo era figura de ese equipo base sino que también ocupaba . Habilidad, velocidad y gambeta pero también alegría. Cuatro veces campeón nacional con la camiseta celeste, 137 goles anotados y una fidelidad que duró once temporadas. Vino como futbolista parte del 'combo', como actor secundario, pero hoy recibirá el más fuerte de los aplausos con su traje favorito. El cielo es celeste. Julinho se lo ha ganado.

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