Mauro Guevgeozián, el inesperado héroe uruguayo de Alianza Lima

Cuando llegó al Perú ni siquiera sabíamos pronunciar su nombre. ¿Mauro qué?, decíamos. El hincha blanquiazul seguro pensó: “ojalá no sea otro paquete”. Claro, antes de que llegue Guevgeozián, arribaron al cuadro íntimo un sinfín de delanteros extranjeros que nunca marcaron la diferencia. Como Jonathan Charquero o Hernán Peirone, por mencionar dos nombres. Pero con el ‘armenio’ se puede afirmar que acabó una ‘mala racha’ para Alianza en lo que ha atacantes foráneos se refiere.

Desde su primer partido dejó la sensación que útil sería, al menos. Luchador, tenaz, va a todas, no da ni una pelota por perdida. Fuerte, recio, fastidioso para los centrales peruanos, que en su mayoría son delgados y ligera corpulencia. De lo que no estábamos seguros era qué tan bueno sería de cara al gol, o sea, de lo que todo delantero vive. Y de a pocos fue apareciendo. De arranque demostró que el juego aéreo era su mejor arma.

Marcó 7 goles en 15 partidos que disputó la temporada pasada con Alianza Lima. El hombre de la ‘trencita’ mostró sus credenciales como delantero y se quedó en el equipo íntimo. Guillermo Sanguinetti lo volvió pieza clave en este Torneo del Inca. Analizó bien sus virtudes y armó un equipo con él como el centro de todo el ataque. Por eso no sorprende que en varios pasajes del campeonato el cuadro blanquiazul haya abusado de los centros. Y todos iban a la cabeza de Mauro. Él, facturaba.

El 'armenio' terminó de ganarse a los hinchas ayer en el Callao. Derrochó esfuerzo, garra, eso que los aficionados piden de todos sus jugadores. De verdad parecía que el ‘19’ uruguayo amaba con todos sus fuerzas la camiseta blanquiazul. Corrió hasta lesionado. El premio a todo ese esfuerzo llegó al minuto 92’, en el que casi por casualidad golpea el balón para poner el 2-2 ante San Martín y así forzar el suplementario. Luego Sanguinetti lo premió dándole el último penal y así alzarlo de gran héroe.

Guevgeozián cayó como anillo al dedo en Alianza y viceversa. A sus 28 años es figura absoluta de uno de los equipos más grandes de Sudamérica. Algo que quizás imaginó que no sucedería pues su carrera no se encontraba en pleno ascenso, precisamente.  Antes de llegar a Alianza, jugó ocho partidos con Libertad de Paraguay y no marcó ni un gol. Antes había estado en Peñarol, otro grande del continente, y solo disputó dos encuentros.

De hecho, está a dos goles de igualar su mejor registro con un club. Entre el 2011 y 2013, anotó 17 goles con el Fénix de Uruguay. En Alianza lleva 15, pero todavía le espera el Apertura y Clausura. En 30 partidos, lo más seguro es que el ‘armenio’ marque unos 10, por lo menos. Así es como un delantero, de la mano de un buen técnico y un equipo que juega para él en ataque, llega a su mejor nivel a los 28 años.