"La clasificación de Perú a Rusia 2018 es la noticia deportiva del año. Probablemente de las últimas tres décadas, por sus consecuencias sociales en el ánimo nacional". (Foto: AFP)
"La clasificación de Perú a Rusia 2018 es la noticia deportiva del año. Probablemente de las últimas tres décadas, por sus consecuencias sociales en el ánimo nacional". (Foto: AFP)
Jerónimo Pimentel

Lo bueno. La clasificación de Perú a Rusia 2018 es la noticia deportiva del año. Probablemente de las últimas tres décadas, por sus consecuencias sociales en el ánimo nacional. No hay otra disciplina que movilice a la ciudadanía y tenga impacto tan marcado en el espíritu y en las previsiones macroeconómicas. Ella no ha venido sola, sino aderezada por la suspensión a Guerrero, que crispó los nervios para dejarlos descansados al final, aunque la duda legítima de qué puede hacer seis meses de para en un delantero que vive el otoño de su carrera sigue sin respuesta. No son pocos los retos que deberá afrontar Gareca en adelante: ampliar la base de consolidados, supervisar los rendimientos de los jugadores que migran (ojo con la tropa mexicana), coordinar un plan de trabajo alterno para Paolo y resolver la locura logística de un viaje al Mundial al otro lado del planeta, una experiencia ajena para el DT y para la federación nacional.


Otra buena noticia fue el campeonato de Alianza Lima: siempre es saludable para el fútbol peruano que uno de sus pilares esté en forma. En el caso de Universitario, por el contrario, lo que se vio fue que la realidad estuvo por encima de los esfuerzos de los dirigentes, un golpe que empezó con el traspié en la Copa Libertadores y termina con los dimes y diretes entre ellos y Umbro. Garcilaso y Melgar ya tienen el roce suficiente como para no hacer un papelón internacional; mientras que UTC, Sport Huancayo y Sport Rosario deberían aprovechar la Sudamericana para hacer un poco de caja y afianzar sus planteles. Sporting Cristal, ahí mismo, tendrá un espacio de reinvención que Salas deberá aprovechar luego de un año que, en el mejor de los casos, fue mediocre.


Lo malo. El ascenso del Sport Boys ha dejado en un segundo plano la denuncia de soborno hecha por Fischer Guevara y Lee Andonaire contra el club César Vallejo y su dueño, César Acuña. Sorprendentemente, la Comisión de Justicia de la Segunda División desestimó las pruebas presentadas, que rozan la flagrancia, y el caso ha quedado enredado por sus ramificaciones políticas y el fin de año. Quien crea que el fútbol peruano es un reducto de mafias y argollas, hoy tiene una razón más para sostener su sospecha.


Lo feo. No es culpa de Alianza Lima que la Comisión de Justicia de la FPF haya sido tan inepta en sus funciones. El TAS enmendó la plana al equipo presidido por Juan Monroy (socio e hincha confeso del club de La Victoria) y devolvió 6 puntos a Real Garcilaso, lo que ocasionó el descenso de Alianza Atlético y Juan Aurich. Esto afeó el Apertura, al perjudicar a los cusqueños en un tramo clave del torneo, y también al Clausura, al resolverse la baja en la mesa y no en la cancha. Ya el año pasado el Deportivo Cantolao había logrado el ascenso tras un fallo de la misma instancia. Dos reflexiones al respecto. La primera es que el protagonismo de este tipo de entes es pernicioso en un torneo nacional: una Comisión de Justicia debería ser un ente discreto, rápido y resolutivo, no ring de lucha libre legal en la que los puntos se entregan y reparten como si se tratase de un deporte paralelo. La segunda es que debería revisarse la idoneidad de las personas encargadas de administrar justicia de tal forma que su nombramiento genere consensos, no suspicacias.

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