Marco Quilca León

Don Gregorio Pérez (Maldonado, 1948), al igual que los últimos técnicos, arribó a Ate a tomar un Universitario maltrecho, en crisis. Con la experiencia de su lado (18 clubes, un paso por la selección de su país y cinco países en casi 40 años de carrera) el uruguayo llegó a sanar. Con el don de educar sin necesidad de obligar, de liderar sin imponer; siempre con el respeto como base. Por eso este texto inició con ese vocablo que solo se pone delante de nombres selectos, como el suyo. Se fue sin desearlo, por culpa de una pandemia. Y no volvió por decisiones que escapan de sus manos.