Emilio Lafferranderie, más conocido como 'El Veco', dejó huella en el periodismo deportivo de nuestro país. (Foto: El Comercio)
Emilio Lafferranderie, más conocido como 'El Veco', dejó huella en el periodismo deportivo de nuestro país. (Foto: El Comercio)
Ricardo Montoya

“Un periodista que nunca dictó clases pero que, igual, alcanzó el grado de maestro”… Así definía Carlos Salas a Emilio Laferranderie, ‘El Veco’, en el prólogo de “Fútbol es pasión”. Un acopio de artículos deportivos con envidiable valor literario. Eso era don Emilio, un hombre culto que jugaba a contar historias, como lo describió con propiedad Alonso Cantuarias de las Casas. “Oído a la música”, solía ser su estribillo para subrayar con la voz el aspecto más relevante de cada noticia. La frase revela por sí sola la catadura cultural de su autor.

Otro señor del periodismo deportivo decía: “Esto es lo que le gusta a la gente”. El modo coloquial de Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi seducía multitudes. El fundador de “Ovación” poseía el ojo agudo para hace eco de las preferencias populares e interpretarlas. Por eso el clásico “ya vienen los goles de Cubillas” despertaba de inmediato la adhesión de un pueblo que no se cansaba, en tiempos de la televisión en blanco y negro, de observar repetidamente en su programa los goles de su ídolo.

Contemporáneo de Pocho, el inefable Litman Gallo ‘Gallito’ impregnó con “modos ajisecos” el ambiente deportivo cuando en los ochenta le manifestó, muy suelto de huesos, a Juan Carlos Oblitas, que a “él le gustaba mariconear”. Esto, en referencia a los planteos medrosos que, a su juicio, disponía el técnico de la selección nacional en sus partidos. Tras algún calibre cruzado, el ‘Ciego’ y Litman terminaron siendo muy buenos amigos.

En épocas de bonanza del vóley peruano casi todas las transmisiones del sexteto de Míster Park tenían como ‘soundtrack’ el “a lo largo y ancho de todo el territorio nacional” de Lucho Yzusqui. Su voz ronca sabía salpimentar cada encuentro de aquella generación irrepetible.

Transcurren cuarenta minutos del primer tiempo “y aquí no pasa nada”. Periodista de alto vuelo, Humberto Martínez Morosini apelaba a recursos estilísticos para graficar mejor el desarrollo del juego. Por ejemplo, “el rincón de las ánimas” era su manera de llamar al ángulo imposible donde marchó la pelota lejos del arquero. Un capo.

Una de las mayores virtudes del recordado Daniel Peredo radicaba en su ductilidad. Podía armar frases sencillas pero efectivas, que acompañaban su erudición futbolística como “un gol más va a haber”, “consejo de pata” o “que pueden ser dos, que pueden ser tres o que pueden ser cuatro”, con algunas de una complejidad notable como el “Gloria al Perú en las alturas” tras la victoria de Quito.

Daniel tenía la poco común virtud periodística de entender perfectamente bien el contexto para sorprender con una frase pertinente. Nunca tan bien expresado el coraje de un equipo como “con los huevos de Vargas” en el gol de Fano a la Argentina en las Eliminatorias del 2008.

“Primicia, chocherita” del buen Lalo Archimbaud, “Eeeespectaculaaaaar” de Jaime Guerrero, “Se formaron las parejas y no para bailar” de Gino Bonatti, “Acéptalo, Muslera, Paolo Guerrero fue más” de Toño Vargas, “A ti, no te voy a decir nada” del ‘Tanque’ Arias, son otras de las frases que se han convertido en parte del acervo de las transmisiones de nuestro fútbol.

Hay, para condimentar un partido, aliños variados y de todo tipo. Usted elige.

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