El once de Perú vale 11 millones 875 mil euros. (Foto: USI)
El once de Perú vale 11 millones 875 mil euros. (Foto: USI)
Mario Fernández

A veces, cuando una selección se convierte en un boom, la confusión aparece y el sentimiento nacional se apodera de la prensa  al extremo de que, pese a lo que pase, todos (o casi todos) juegan para 7 puntos. En otras palabras: se infla o se exagera. Aunque nadie merezca ser elogiado fervientemente como ante Colombia. Aunque no haya jugadores realmente destacados en el repaso del uno por uno. Me ha pasado, le pasa a queridos colegas a diario, pero creo que el analista sensato es justamente el que no se mete al carro del humo y prefiere a veces ir a pie. Dejando claro que el de Gareca es un buen equipo, el mejor en 25 años, diré cinco cosas a contramano del sentimiento popular.

1. En 180 minutos casi no llegamos claro al arco rival
Tres llegadas serias en dos partidos. Una de Farfán y dos de Paolo, vía tiro libre. La primera la sacó el argentino Romero, la segunda la metió el colombiano Ospina. Tapado el primer pase de Yotún y sin vuelo el fútbol de Cueva, el problema de Perú se hace carne cuando por los costados tampoco hay actuaciones importantes. Esta desconexión hace que se abuse del pelotazo de Ramos desde la defensa. Muy atados por la tensión y estáticos por la falta de variantes, no hemos atacado bien. Y por ende, no hemos jugado bien.

2. Corzo nos representa, pero ¿debe jugar siempre?
Ok, nadie mata y mete como él. Representa al plantel por la disciplina entregada y al hincha por el esfuerzo puesto de cada jugada. Hasta ahí perfecto. Es un emblema de este Perú. El problema viene cuando de local necesitamos salida por banda y Corzo ofrece menos fluidez de la que podría dar Advíncula. Ninguno es un lateral brasileño, pero en potencia ofensiva y velocidad el ex Cristal propone muchísimo más. De hecho, su sociedad con Carrillo fue de lo mejor ante Bolivia en Lima. Cerrarse en que Corzo no puede salir nunca, es rozar la terquedad.

3. Tapia siempre tiene uno o dos puntos más de los que merece
Desde que en 2013  Markarián, primero, y Ahmed, después,  lo elogiaran por su atrevimiento en las prácticas con los mayores, Renato Tapia (o Renato, como lo llaman sus amigos periodistas) es el niño símbolo de la Videna. Maduro y ubicado, la prensa lo ama. El tema es la sobrevaloración de un jugador del que se habla casi en términos de Redondo y que a mi gusto hasta podría perder el puesto con Aquino. Corrió un montón, pero no le vi el partidazo que varios le vieron. Es más, hasta le noté complicidad en el gol de James.

4. Sin los puntos del TAS, nos pasaban Chile y Paraguay
Solo mirando lo hecho en la cancha, Perú logró 23 puntos y Chile 24. No es antipatriota tampoco decir que en el mano a mano con los sureños perdimos los 6 puntos -o sea, acá y allá-. No me da el cuero, por lo tanto, para burlarme de su fútbol ni para afirmar que esta selección es mejor que la de Pizzi. Que Perú supere a Chile en la tabla por el fallo del TAS, es otra cosa. Creernos que estamos por encima de ellos de modo permanente sí sería un gran error. Hay que trabajar (y mucho) para que este ritmo competitivo alcanzado el último año sea sostenido.

5. Si metió a Yordy, es porque en ataque hay poco banco
"Yordy no va a jugar", se panudeaba un colega. Y agregaba: "Si conoces a Gareca, sabrás que él respeta el orden de los que ya están y Yordy solo ha llegado a completar el plantel". No, Yordy fue el primer cambio ante Colombia porque no sobran variantes para reemplazar a ninguno de los cuatro ofensivos. Si vamos a Rusia, más allá de los pactos internos con sus chicos, Gareca tiene que abrir de nuevo el abanico. Le está quedando corto el plantel.

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