"Perú y el trípode que genera confianza", por Jorge Barraza | OPINIÓN. (Foto: Reuters)
"Perú y el trípode que genera confianza", por Jorge Barraza | OPINIÓN. (Foto: Reuters)
Jorge Barraza

El bíceps femoral de Adalberto Peñaranda no fue una buena noticia para Ricardo Gareca. Su desgarro lo sacó de la Copa América y en su lugar entró Yeferson Soteldo, mucho más peligroso como oponente. Movedizo, hábil, con gol, titular en todos los equipos que integró. Igual, es difícil que después de llevarlo en el estribo, Dudamel lo ponga de entrada al volante del Santos en el debut ante Perú. En cualquier caso, ese juego frente a Venezuela dirá con bastante precisión para qué está Perú en esta Copa América. El sábado veremos. Porque, a diferencia del pasado (y esto es lo bonito del presente) ahora sabemos que nadie le puede hacer siete u ocho goles a Venezuela; es un adversario temible. De alto riesgo. Tan crecido está ese río Vinotinto que quizá Bolivia le teme más a Venezuela que a Perú. Y Perú es consciente: ese partido tendrá enorme incidencia en la clasificación a cuartos de final. Con Brasil y de visita todos pueden perder, juegue Neymar o no, de modo que en el Venezuela-Perú está realmente la llave que abre las puertas de la otra ronda.

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Es un equipo muy difícil el bolivariano (todo es bolivariano ahora en el país petrolero). La razón es bastante sencilla: produce buenos jugadores. Muchos. Es el sexto de Sudamérica con más futbolistas en el exterior detrás de Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia y Paraguay. Tienen una alta condición técnica y han mejorado extraordinariamente su autoestima. Posee algunas individualidades brillantes como el arquero Wuilker Faríñez y los delanteros Josef Martínez (el mejor futbolista de la liga norteamericana) y Jhon Murillo, y otros experimentados que llevan años en Europa, caso Salomón Rondón, Tomás Rincón, Roberto Rosales. También debe considerarse la personalidad del técnico Rafael Dudamel, quien arriesga y mentaliza bien al equipo, un sujeto joven, altivo, que apunta alto y genera mística, contagio. Y acaso lo más resaltante de esta selección es su condición anímica: perdieron el miedo, son bravos, enérgicos, para pelear el balón y encarar el partido. Van a ganar. Un dato ilustrativo son sus últimos partidos con Argentina: empató las dos veces en la última Eliminatoria, en ambas iba ganando; luego la venció rotundamente en Madrid 3 a 1 con un juego y superioridad sorprendentes. Y estaba Messi enfrente. Un buen Messi que ese día fue figura. Sin duda, es el rival a vencer en la zona.
Tite también ha tenido suerte: el tobillo derecho de Neymar lo salvó de afrontar la Copa América con un caos mediático alrededor; el que hubiese reinado con el 10 en la concentración y una nube de periodistas y fotógrafos merodeando, preguntando por la denuncia de violación. Al quedar desafectado Neymar, la calma presidirá el campamento. “Tuchel está harto de Neymar”, dicen en Francia.

El técnico alemán del PSG, de fuerte carácter y quien está firme en su cargo pues acaban de renovarle contrato hasta 2021, estaría molesto con todo el ruido que genera Neymar a su alrededor y por los continuos cortocircuitos con ciertos compañeros. Tuchel quiere paz, la necesaria para desarrollar su trabajo armónicamente. Como Tuchel, los técnicos van a empezar a escaparle a todo lo que representa Neymar.

Brasil, con Neymar o sin él, es el superfavorito al título. Le sobran nombres rutilantes. La baja de Ney permitió la entrada de Willian, quien tuvo un año pobre en el Chelsea, pero se trata de un jugador de alta capacidad técnica y lleno de fantasía. También quedaron fuera Lucas Moura, Vinicius, Marcelo. Brasil también puede presumir de entrenador: Tite es un magnífico profesional, cargado de títulos, y lo demostró en la Eliminatoria anterior. También es un hombre mesurado y sereno, ideal para selección. Brasil puede dar su novena vuelta olímpica; tiene todo. Perú le verá la cara en el tercer partido del grupo, por lo cual adquiere mayor importancia el duelo inicial ante Venezuela.

Gareca y Guerrero: una relación de confianza. (Foto: AFP)
Gareca y Guerrero: una relación de confianza. (Foto: AFP)

El tercer elemento, Bolivia, es una selección nueva, a cargo de un excelente profesional, Eduardo Villegas, el técnico que más campeonatos ganó en su país: 6, y con cuatro clubes, Universitario de Sucre, Wilstermann, The Strongest y San José. Villegas parte de cero. Ha llamado gente nueva con miras a la Eliminatoria más que a esta Copa. La Verde, el país de América que menos jugadores produce, tiene sólo tres futbolistas en el exterior: Chumacero y Haquín, que militan en el fútbol mexicano, y el goleador Marcelo Martins, con presente en China. Ha perdido sus tres partidos preparatorios desde la asunción de Villegas: en marzo, con Corea del Sur y Japón, ambos por 1 a 0, y el domingo pasado cayó ante Francia en Nantes 2 a 0. Igual, nadie debería subestimarlo: Villegas es un estratega inteligente, de buenísimo relacionamiento con los jugadores; sabe sacarles lo mejor. No ha despertado mayor entusiasmo esta selección en Bolivia y no debería representar una gran complicación, pero tampoco para Brasil o Venezuela.

La ventaja de Perú en esta Copa es ser una de las selecciones más consolidadas del continente junto a la de Uruguay (Tabárez viene conduciendo desde 2006), Brasil (mismo técnico, mismo plantel), Colombia, que cambió el DT (Queiroz por Pekerman) pero sigue idéntica la base de jugadores, y Venezuela pues Dudamel viene desde 2016 y acometerá su segunda Copa América. Chile es un caso parecido al de Colombia; Reinaldo Rueda reemplazó a Pizzi, pero mantendrá a los históricos bicampeones, no porque fuera su deseo, sino porque buscó y no encontró recambio. Así, seguirán Isla, Medel, Jara, Beausejour, Aránguiz, Vidal, Alexis Sánchez, Valdés, el tucumano Hernández… Las demás empiezan procesos nuevos, con técnicos que debutan y nombres diferentes.

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En ese contexto, Perú debe ir tranquilo a Brasil. Tiene el mejor entrenador posible (Klopp y Guardiola no van a dirigir en Sudamérica), y el mismo grupo de la Eliminatoria y el Mundial. Incluso muchos de Chile 2015 y Estados Unidos 2016. Los jugadores peruanos, como los colombianos, juegan mejor en su selección que en sus clubes. Encuentran mejor hábitat y más apoyo. Tienen totalmente internalizado el fútbol que pretende Gareca, el esquema y el rol que deben cumplir en el campo. La posible ausencia de Yotún sería el único factor lamentable, pero si el técnico lo incluyó entre los 23 es porque confía en que se recuperará a tiempo. Y si no llega para el estreno puede que lo haga en el segundo juego. Una pieza fundamental, un conductor desde la media cancha y un pasador impecable. Paolo Guerrero tendrá sed de revancha. El único signo de interrogación está en la línea defensiva. No tiene el mismo tiempo de ensamblaje que la volante y el ataque.

La Copa América, por lo general, le sienta bien a Perú. Aunque ha habido turbulencias a nivel dirigencial en la Federación, la tormenta no parece haber bajado al campo de juego. La Selección tiene estabilidad, en nombres y en ideas. Es un mismo proceso que arranca otra etapa. Plantel competitivo, notable entrenador, idea clara de juego, el trípode necesario para aspirar a una participación trascendente. Perú lo tiene.

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