El campeón más aplastante en la historia de la Liga alemana de fútbol podría tener la celebración más discreta: si el sábado conquista el torneo, el Bayern Múnich evitará cualquier tipo de fiesta especial para evitar distracciones de cara a los cuartos de final de la Liga de Campeones europea que juega el martes ante la Juventus.
No se celebrará en ningún caso. Ni siquiera habrá una cena, anunció hoy en un alarde de disciplina germana el jefe de la junta directiva del club, Karl-Heinz Rummenigge. Quién sale campeón antes, tiene que aguantar más.
El campeón récord del fútbol alemán sumará su título de Liga número 23 si gana el sábado en casa al Hamburgo y si el Borussia Dortmund no se lleva los tres puntos de su visita al Stuttgart.
La proclamación en la fecha 27 sería las más temprana en la historia de la Bundesliga y coronaría una temporada en la que el Bayern ha venido rompiendo todos los récords.
La noche del sábado tenemos que bajar el interruptor y concentrarnos en la Juventus, pidió Bastian Schweinsteiger. El partido del martes es demasiado importante. Jugamos ante uno de los mejores equipos de Europa y todavía nos queda mucho por hacer.
También favorito en la Copa Alemana, el Bayern busca conseguir este año un triplete para despedir por la puerta grande al entrenador Jupp Heynckes y dar el 1 de junio una inmejorable bienvenida a su sucesor, el español Josep Guardiola.