Roberto Mosquera en su etapa de entrenador en Royal Pari. (Foto: Los Tiempos)
Roberto Mosquera en su etapa de entrenador en Royal Pari. (Foto: Los Tiempos)
Pedro Canelo

Las últimas noticias sobre Roberto Mosquera llegaban desde Bolivia y lo ubicaban como serio candidato para dirigir a la selección altiplánica para las próximas Eliminatorias para Qatar 2012. El elegido fue el venezolano César Farías, pero el técnico peruano estuvo cerca. A pesar de eso, prefiere que no se diga que fue un profeta fuera de su tierra. "Esa frase no me gusta, yo en los últimos siete años que estuve en Perú conseguí todos los objetivos menos con Alianza". Sin embargo, en su equipaje de retorno a Lima, Mosquera guarda con cariño los reconocimientos como peruano ilustre que recibió de los consulados peruanos en Cochabamba y Santa Cruz. También tiene el celular una foto cuando recibió la visita de Evo Morales (hincha del Wilstermann) antes de disputar los cuartos de final de la Libertadores ante River. Del balompié boliviano, el profesor regresa con la tranquilidad de haber estado a la altura.

-¿Este retorno a Perú es para quedarse o solo una escala técnica?

No es un regreso con una intención. Lo primero que hice al volver al Perú es abrazar a mis nietas. Y mi regreso también tiene que ver con una idea acelerada de los dirigentes del Royal Pari. Nosotros teníamos un proyecto de más de dos años y en Bolivia no utilizan los procesos y apuran los momentos del fútbol. Cuando ocurre eso te equivocas. El año pasado el equipo tenía once partidos perdidos, solo 10 puntos y tenía un pie en Segunda.

-¿Y por qué aceptó la propuesta?

Llegamos aprovechando los 45 días de receso por el Mundial. Hicimos un trabajo especial con cargas medidas, hicimos partidos amistosos, dejamos de lado a siete jugadores y luego estuvimos diez fechas invictos. El primer objetivo fue salvar la baja y después de nueve fechas nos quedamos cerca de la Copa Sudamericana, sumamos diez puntos más y al final terminamos jugando por el campeonato con San José de Oruro. Por eso te digo que el fútbol tiene sus tiempos. Y ahora jugué con el equipo alterno el Apertura y el resultado hizo que no me equivocara porque pasamos dos etapas de la Copa Sudamericana. Al final nos distanciamos del torneo local, por eso noté una insatisfacción en la directiva. Me dijeron que querían campeonar, pero les dije que no quedamos en eso. Quisieron forzar algo y les dije que me tenía que ir. Llegamos en buenos términos, me pagaron todo mi dinero porque al final quedó una satisfacción por mi trabajo y de mi cuerpo técnico con Sebastián Salvatore, Claudio Bustamante y Marco Moncayo.

-¿Por qué Bolivia no puede dar aún el salto en la competencia internacional?

El primer problema es que no respetan los procesos y así es muy difícil de tener una uniformidad de resultados, sabiendo que en cualquier momento te van a remover. El campeonato allá es muy difícil. Nosotros sumamos 50 puntos. Con 50 puntos eres campeón en cualquier lugar, menos en Bolivia. Juegas en Oruro a 4 mil metros, luego bajas a jugar a 30 grados a Santa Cruz, después vas a Sucre a 2.500, etc. Y eso cada dos o tres días. Para cumplir objetivos allí necesitas tres planteles y yo tuve uno y medio. Además, aposté por la Copa Sudamericana. Era imposible mantenerse allí y ser primero en Bolivia.

-¿El fútbol boliviano es más competitivo que el peruano?

No quiero ser poco grato, porque no hay una medida para eso. Pero sí es un fútbol competitivo, hay jugadores como el español Callejón y el boliviano Arce que son cracks. Lo que es cierto es que casi siempre los mismos pelean los campeonatos.

-¿Afecta mucho que existan ligas como la peruana y boliviano donde el calendario hace variar no solo en la altitud del campo sino también el clima?

Es durísimo, acorta tu carrera, no obtienes los resultados que esperas. Y siempre hay quejas. La altura es una ventaja tremenda, el Bolívar te voltea como una media. Y no es por planteamiento, sino por un tema fisiológico. Quizá si se jugara una vez por semana, se podría manejar, pero si juegas cada dos días es difícil. La calidad de ambos campeonatos puede mejorar si se hace un mejor fixture. Si queremos ser justos debemos hacer un campeonato con todos los de altura y otro con todos los del nivel del mar. Y después que se juegue donde se tenga que jugar. Pero a veces los clubes de altura sienten eso como una afrenta.

-¿Si hubiera sido elegido técnico de Bolivia habría modificado el fixture de su torneo local?

Sí, estaba en mi mente, nosotros llegamos hasta el final con César Farías en la elección del técnico pero esa selección. Teníamos una propuesta de calendario, pero al final no llegamos ni a la votación. Farías era el entrenador natural porque conoce, ha trabajado con The Strongest. Y aunque no vivió experiencias como las mías en Wilstermann, creo que todos le reconocen lo que hizo con Venezuela. Ya ese tema quedó atrás para mí.

-¿Es cierto que lo llamaron de la selección boliviana antes de la Copa América?

Sí, pero yo había firmado con Royal Pari. Nunca dudé en mi respuesta, yo soy un hombre de palabra y que me comprometo. Pensé que quizá por edad era mi última oportunidad de dirigir a una selección, pero hice lo que tenía que hacer.

-De todos modos esa posibilidad va a quedar abierta a partir de ahora.

Los niños en Bolivia necesitaban creer en un equipo y lo hicimos con Wilstermann. Hicimos que crean se le puede ganar al campeón de Brasil como Palmeiras o a un equipo que tiene setenta millones de dólares como el Mineiro, al que eliminamos en Brasil. ¿Hace cuánto no se vivía algo así en Bolivia? Y luego confirmamos el trabajo en Royal, que es más pequeño aún. Así que dejamos la imagen de que sabemos algo.

-¿El único mal recuerdo fue el partido de definición en cuartos con River Plate?

Fue con un equipo alterno, se rompió la rodilla Morales, se desgarró Centeno y se lesionó otro lateral. Jugué con solo un titular en la línea del fondo. No teníamos mucho más, un jugador como Díaz venía de recuperarse de una lesión en los ligamentos. Igual jugamos y arrancamos perdiendo por 3-0. Después vienen las estupideces de siempre, de que alguien se vendió, etc.

-¿Se reafirma en la sospecha de cómo se manejó River y Conmebol con el tema del dopaje?

No hablé que se doparon contra nosotros. Lo que dije es que ellos tenían siete jugadores con doping, cuando pasaron a la etapa decisiva. Después la Conmebol dijo que eran dos. ¿Cómo se va a equivocar la Conmebol? Y después esta misma entidad saca un comunicado donde se podía abrir el libro de pases para contratar. Y River contrata siete jugadores, yo le dije al presidente de Royal Pari para reforzarnos y me dijo "no tengo un mango".

-¿Volvería a dirigir en el Perú?

Está todo dado para volver, el único objetivo que no cumplimos en mis últimos años fue no haber campeonado con Alianza. Me siento orgulloso de eso, sobre todo de la madurez que hemos tenido. Me imagino en un puesto de trabajo donde podamos ilusionarnos y cumplir los objetivos. De eso se trata, todo este tiempo he sido así. Si Cristal te llama es para campeonar, no es necesario ni que te digan.

-¿Se podría decir que estos meses son las más difíciles para encontrar equipo?

Yo diría que esta es la mejor etapa. Porque puedes conocer bien el equipo y luego hacer el recambio en diciembre. Es una etapa de evaluación importante.

-Más de una vez he leído que siempre se interesó en dirigir en el fútbol colombiano. ¿Aún persiste ese deseo?

Todo lo que sea mejor que Bolivia y mejor que Perú, claro que me interesa. Colombia es un país que tiene más de 300 jugadores por todo el orbe. Por eso algunos decían que yo defendía a Gareca después de perder 5-1 con Brasil. Lo que dije es que Brasil tiene mil quinientos jugadores en Europa y tiene que escoger 22. Es normal que Brasil nos gane, así nos duela. Es un país donde levantas una piedra y encuentras un crack. Lo que conspiró aquella vez fue que vimos una mala tarde de Perú, con el Brasil de siempre. ¿Y en la final? Ya fue diferente, pudo pasar cualquier cosa allí. Estoy para dirigir aquí, en Colombia, Chile también me seduce, porque allí te mides. He dado fue que soy un técnico que se ha internacionalizado y que estoy para mercados más exigentes.

-¿La selección peruana sigue en su mente?

Es difícil, creo que mi etapa en la selección está cerrada. Ojalá le vaya bien a Juan Reynoso pronto y que sea una posibilidad.

-¿Por qué avizora que debe ser Reynoso?

Yo no avizoro nada, lo que digo es que si hay un entrenador peruano que está en el extranjero es Juan y que puede ser alternativa. Hoy está en México y ahora tendría que irle bien. Yo te respondo por los técnicos peruanos que podrían llegar en su momento a la selección, no de foráneos. ¿Yo tengo los méritos y la experiencia? Creo que sí. Si se da, estoy listo y si no se da pues lo tomaré como que no hubo coincidencias.

-¿Se siente muy distante a la clase dirigencial que toma estas decisiones?

A mí me queda claro que en un país sensato, si tú tienes un problema judicial, pues debes dejar el cargo y solucionarlo. Puedes pedir una vacancia o una licencia y regresas. Este es el único país que no sucede eso.

-¿Cómo quedó su relación con Edwin Oviedo después de la experiencia en Aurich?

Nunca tuve una mala relación con Edwin. Cumplimos el objetivo de clasificar a la Copa Libertadores.

-¿Nunca le consultó si deseaba unirse a la selección?

Jamás estuvo en su cabeza eso. A pesar de que Perú en ese tiempo estaba último y el Aurich que agarramos también estaba último. Hubiera sido algo que quizá pudo pensar. Pero sé que ni lo evaluó.

-¿Cuándo fue la última vez que conversaron?

Después que quedamos subcampeones en el 2014 ya no lo volví a ver. Me mandó un contrato medio raro que me negué a aceptar. Luego mandó otro formato y sí decidí continuar. El 2015 no lo vi más.

-¿Coincidió con Agustín Lozano el tiempo que trabajó en Chiclayo?

Lo conocí una vez que fue a Aurich para pedir que juguemos un partido en Chongoyape. Le dije que no podíamos porque nos estábamos jugando la baja.

-¿Su opinión en el tema de la Federación Peruana de Fútbol es que debe haber un cambio?

No hablo de Lozano o de Oviedo o de Mosquera, yo me refiero a una sensatez. Y lo que quiero decir es que si tú tienes un problema tan delicado y te han abierto una investigación en la Conmebol, creo que lo sensato es dar un paso al costado y hacerse cargo de ese problema hasta solucionarlo y volver a tu puesto. Yo haría eso.

-¿Le alegra el crecimiento de alguno de los jugadores de la actual selección peruana?

Me alegra que se haya dejado de tomar en cuenta a los que venían sin nivel de compromiso. Habían varios que estaban en el extranjero que nunca se comprometieron. Cuando Gareca, por ejemplo, le da una oportunidad a Christian Ramos yo me alegro. Porque Ramos, para muchos, era el culpable de todo lo que pasaba en la selección de Markarián. Y cuando llegaron a Aurich, él y Céspedes llegaron deprimidos. Hicimos un trabajo con él, alcanzó un nivel tremendo, lo llamaron a la selección y repitió esos rendimientos. Se clasificó al Mundial con algunos jugadores del torneo local. Eso abrió la ambición de muchos futbolistas que sabían que el técnico de la selección los estaba mirando. Antes, desde el mediocampo para adelante, siempre estaban los mismos. También me alegra por Zambrano, a quien le costó tres años. Solo él y Gareca saben por qué fue. Tiene que haber un por qué, pero él es un crack que ahora está comprometido.

-¿Por Advíncula no hay un cariño especial?

Tengo un especial cariño por él, a pesar que en algún momento peleamos un poquito. Para mala suerte de él, yo he sido puntero derecho. Si él se quedaba en esa ubicación no hubiera jugado en el extranjero. Lo hice atrasar unos metros para que su carrera se proyecte. Tuve la suerte de convencerlo. Le dije "acá va a jugar Irvin que tiene 60 goles en Huancayo ¿cuántos goles tienes tú? tienes tres goles en tres años ¿entonces?". Le dije que íbamos a enseñarle todo el tema de la marca. Nosotros lo preparamos en ese puesto desde hace siete años. Fue muy humilde y aceptó.

-¿Ha conversado con Ricardo Gareca en estos años?

Sí hemos coincidido un par de veces, pero como técnicos nada más y lo dejo ahí. Sin detalles.

-¿Cómo hubiera manejado usted el tema de Christian Cueva y los videos que se viralizaron en redes sociales?

Para empezar no es una travesura, Christian Cueva no está para travesuras. Él está en una etapa de ser un tipo serio y responsable. Ya se lo dije alguna vez, él nos está representando. Él no puede llegar un segundo tarde a ninguna pretemporada en el extranjero, porque el nombre del Perú está detrás. Debe ponerse serio y proyectar la imagen que necesitamos. Los jugadores de la selección peruana deben tener un autocontrol, porque hay niños que los aprecian y hay jóvenes que quieren ser como ellos. No hay que tener esos desvíos para ser un crack. El mensaje que se le manda a la sociedad es delicado. Christian Cueva es un genio, pero el genio necesita dormir, necesita cuidado.

-Como jugador o como técnico. ¿Alguna vez vio que un jugador pidió no ser convocado a la selección como lo acaba de hacer Guerrero?

No recuerdo haber visto algo así. ¿Los dos goles que hizo aplacaran esa polémica? El tiempo lo dirá, yo creo que son circunstancias. ¿Qué más tiene que pasar para que confiemos en Gareca? ¿Cuándo ha mentido Gareca? ¿Cuándo Gareca le ha faltado el respeto al país? ¿Cuándo le ha faltado a algún periodista? Claro, hay periodistas que son insoportables y los ha puesto en su sitio, sobre todo a un par de atrevidos que no tienen otra idea que no sea restar. Después de lo que dijeron por perder 5-1 con Brasil era para que se vaya del país. Y no se fue. Él tiene un ingrediente que creo tenemos en común: el autocontrol. La incomodidad va a pasar, nosotros hemos clasificado al Mundial sin Paolo. Y eso dice mucho de Gareca. Con Paolo tenemos altas posibilidades de ganar, pero sin él también lo logramos. Aunque a mí siempre me va a gustar que esté. Gareca hizo lo que tenía que hacer.

-¿Por qué nos ha costado tanto encontrar un reemplazante para Paolo Guerrero?

¿Por qué fuimos al Mundial del 70? ¿Acaso porque éramos potencia? Sino fue porque aparecieron Chale, Perico, Cubillas, Cruzado, Mifflin, pero ¿había un buen trabajo en menores? Era lo normal, incluso las canchas eran de tierra. Salieron veinte jugadores naturales y fuimos. Pero de allí viene lo inconveniente del fútbol. En el 72 subcampeones de la Libertadores con la U. No es que no se trabajaba en menores, sino que no se trabajaba como en Alemania. El 75 fuimos campeones de América y tampoco es que había un gran trabajo en menores en todos los clubes, salvo tres o cuatro excepciones. En el 78 fuimos al Mundial y el fútbol peruano tampoco era una joya y nadie se moría por venir a jugar aquí. Y el 82 fueron muchos muchachos del 78, demasiados diría y yo. ¿Y qué pasó después? se cortó el circuito. Pensamos que la suerte iba a ser que salga un nuevo Oblitas o un nuevo Uribe. Y no volvieron a salir porque hubo poco trabajo. Dependimos de la suerte y la suerte nos hizo esperar 36 años. Lo que tenemos que hacer es buscar a ese '9' en la chacra, en el interior, hemos pasado años sin tener en el banco a alguien que tenga el peso de Guerrero. No hay, no sale ese jugador. Hay que jalarnos las orejas y ver qué está pasando abajo.

-¿Cómo quedó su relación con Sergio Markarián?

Hubo un presidente de un equipo que se opuso a que yo integre el comando técnico de Markarián, porque yo le hice un juicio a un equipo. No puedo decir el nombre hoy, porque no tengo la prueba. Por eso dejé el puesto, quizá me hubiera gustado que le ponga un poco más de punche a eso. Yo trabajé tres meses sin sueldo, ayudándolo. Luego hablé con Sergio y ahí quedó. Después me fui a Sport Huancayo que venía de perder 9-0 en la Sudamericana y al otro año casi campeonamos. La última vez que estuve en Montevideo con Wilstermann, para jugar con Peñarol, lo llamé a su casa. Conversamos, no es que lo haya emocionado con mi llamada, pero charlamos de lo más normal. Creo que era lo que correspondía, lo llamé para agradecerle todo lo que aprendí con él.

-¿Es cierto que no se quedó en el comando técnico de Markarián por discrepancias con Pablo Bengoechea?

Es falso, nunca conversé en ese tiempo con Pablo Bengoechea. Las reuniones fueron a solas con Sergio. Nunca me junté con Pablo. Al contrario, las pocas veces que hemos coincidido ha sido todo cordial y hasta lo felicité por el título que ganó con Alianza. Nunca chocamos.

-¿Niega que hubo una indisciplina en Sporting Cristal antes de la final de la Libertadores en 1997?

No, no fue cierto. Ahora yo escucho que hasta se dice que en el Mundial 78 hubo mujeres en el hotel. Yo estaba en ese Mundial y ninguna mujer entró a la concentración antes del partido con Argentina. No sé porque faltamos tanto a la memoria con esas falsas informaciones. He escuchado a cada ex compañero decir tonterías que aún no termino por entender.

-¿Volvería a ser comentarista de televisión?

Sí, no lo descarto. No descarto nada. Me encantó esa etapa, fue muy corta.

-¿No cree que ser técnico y comentarista es como ser juez y parte?

¿Y cuál es el problema? El problema es que cuando tú criticas algo que no hiciste en tu momento. Si hablas con consecuencia, no veo que esté mal. La gente te cae encima en el fútbol cuando hablas mal sin haber predicado con el ejemplo.

-¿Usted también está en contra del VAR?

El VAR ha servido a otra mafia. Hay una mafia y ahora es más directa, está arriba manejando todo. A nosotros nos pasó en la Sudamericana con un gol al final ante La Equidad, le dijeron algo al árbitro, él tenía dudas y no fue a ver la jugada al monitor. Si el juez ya cobró, tiene que ir a ver. Al final le dijeron y él anuló, y quedamos fuera. Mejor que arbitre el VAR, si el juez de campo ya perdió autoridad con esto. Cuando tu contratas a un tipo para que maneje el VAR ¿cómo sabes si es una persona ética o íntegra? ¿y si lo pueden manejar desde arriba? No necesita a alguien que maneje el VAR, la cámara sola te tiene que dictar lo que ha pasado en la jugada.

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