GABRIELA MACHUCA CASTILLO SOMOS

El carro más rápido del Perú tiene el tipo de sangre de su piloto en una de las ventanas. “Eduardo Ayulo O+” se lee en el Subaru Impreza azulino con el que este rompió el año pasado el récord nacional de piqueles legales, como así se les conoce popularmente a las carreras de aceleración. Hizo, en línea recta, 402.33 metros en 9´18 segundos. La mención escrita en la máquina es pura precaución. El campeón de la categoría más veloz de todas en este país nunca se ha accidentado. De hecho, nadie que practique este deporte ha resultado afectado desde 1996. Es así: se puede ser rápido y furioso, y no morir –o matar a alguien- en el intento.

Unir la palabra “legal” a otra como “pique” puede ocasionar ruido cuando se habla de competencias de autos. La influencia de películas ha sido decisiva para ello. Sin embargo, no todo tiene que ver con reuniones clandestinas para correr junto al Estadio Monumental o ser perseguidos por la policía por parar inauditamente el tráfico de la Panamericana Norte solo para quemar motor una noche de martes cualquiera. Existe un gigantesco mundo en torno a la práctica legal de esta actividad que es poco conocido por aquellos ajenos al delirio por las ruedas y tuercas. De arranque: las carreras de aceleración son las más populares de todas las referidas a carros en Estados Unidos, convirtiéndose en el deporte que más mueve más dinero después del Nascar. En el Perú, la afición ha salido disparada como cohete en los últimos tres años. Ya son 300 los pilotos los que “pimpean” sus autos para hacer morder el polvo a sus adversarios. Otros tres mil se reúnen cada mes para verlos pisar con todo el acelerador.

METIDA DE PATA Para Galo Giraldez, presidente del Club de Autos Deportivos del Perú (Cadepor) no hay algo más simple y hermoso. “Se trata de dos autos que compiten por llegar primero a la meta. Estos tienen que recorrer un poquito más de 400 metros en el menor tiempo posible (por eso se les llama carreras de aceleración de un cuarto de milla, en otros países existen también de un octavo de milla). El tiempo es lo que define a las categorías. En el Perú van desde la de 17 segundos hasta la de 9”, detalla quien se encarga de organizar los encuentros mensuales y los campeonatos anuales en el Perú. Estos se realizaban en la base Las Palmas, en Chorrillos, pero a partir del 23 de junio se harán en el autódromo de la Chutana, en Santa María.

Lo extraordinario de esto es que cualquiera puede participar. Es decir, cualquier que haga posible que su carro recorra aquel tramo en menos de 17 segundos. Por eso no es extraño ver volkwagens escarabajos o Toyotas Starlet midiéndose con grandes autos americanos con potentes motores V8. La inversión, ciertamente, dependerá de la categoría en que se quiera disputar. Si se desea empezar, unos 300 dólares al año es el promedio. Pero en las grandes ligas, como Eduardo Ayulo, podrían emplearse entre 2 mil y 4 mil en ponerlo en forma. Tiene sentido. Su auto, del año 2000 y comprado de segunda en el 2008, puede llegar a los mil caballos de fuerza después de hacerle tantos arreglos. O sea, posee la potencia de hasta ocho carros a la vez (un camión tiene 350, un coche de rally, 320). Su reto este año es bajar a los 8 segundos.

Verónica Cáceres también la lleva. Tiene 34 años, dos hijos y es una de las tres mujeres que hacen piques legales en el Perú, campeona de los 13 segundos en el 2012. “Les gané a 17 hombres, se quedaron traumados”, cuenta. Su auto fue fabricado desde cero en este país solo para ella. Se trata de un Drag Laren, motor Nissan SR20, sin turbo, hecho enteramente con fibra de vidrio, 250 caballos de fuerza. El autor de la obra fue su suegro, Juan Mostacero (57), quien también compite, pero en los 11 segundos con un Subaru SPEC-C. “Llevo seis años en esto y lo que sé es que cualquier chica puede correr. Es pura práctica”, dice la piloto.

CAMBIO DE BANDO “Los que competimos apoyaremos para que el deporte siga creciendo. Nosotros estamos regulados por la Federación Peruana de Automovilismo Deportivo, pasamos exámenes médicos, competimos en una pista segura”, dice Coqui del Carpio, primer lugar de los 11 segundos en el 2012. El dueño de la “La mula”, un honda CRX del 88, estuvo años en las calles antes de competir oficialmente. Lo mismo le pasó a Ayulo, e incluso a Nicholas Fuchs, quien se formó en los piques legales antes de convertirse en el soberano de Caminos del Inca 2012. El cambio de bando es la voz, creen los tres. A la legal.

Vea la gran final de los piques legales 2012 en el Fan Page de Somos.

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