Los siete meses de ausencia del circuito son un recuerdo cada vez más lejano para el español Rafael Nadal, que prepara la conquista de su noveno título consecutivo en Montecarlo admitiendo lo evidente: está muy cerca de su mejor nivel.
No puedo decir que no estoy al cien por ciento cuando gané tres de los cuatro torneos que jugué desde mi regreso. Los demás jugadores dirían que soy un arrogante, analizó Nadal, feliz y relajado en una soleada tarde de inicios de primavera al borde del Mediterráneo. Pero no puedes estar al cien por ciento tras siete meses parado, añadió enseguida sin ser capaz de resolver la contradicción derivada de sus palabras.
A sus 26 años Nadal acumula éxitos de todo tipo. Entre las cifras se destacan dos temporadas como número uno del mundo 2008 y 2010 y la conquista de 11 títulos de Grand Slam, aunque Montecarlo es también algo muy especial para él: no hay precedentes de un jugador tan dominante en un torneo de tan alto nivel como es el del Principado.
Siempre amé este torneo, este lugar. Lo vi por televisión cuando era un niño, lo conocí en 2003 y lo amé en el mismo tiempo que lo pisé. Un amor correspondido, porque en la edición que comenzó hoy en el Monte Carlo Country Club se cumple el décimo aniversario de la primera y única derrota del español en el torneo, la de la tercera ronda de 2003 ante el argentino Guillermo Coria, su antecesor en el trono de ‘rey de la arcilla’.
NADAL, GOLF Y MÚSICA Nadal asegura pensar solo en Montecarlo —Roland Garros está muy lejos aún—, y prefiere no meterse en un lío cuando le preguntan si es justo que las mujeres ganen lo mismo que los hombres en el tenis: Es como es, no soy nadie para decir nada. Cualquier cosa que diga va a ser difícil de entender.
El español llegó ya el jueves al torneo, y dedicó parte del sábado a un compromiso publicitario con uno de sus patrocinadores. Tras extenderse en la importancia de beber responsablemente, mostró sus habilidades con la coctelera y confirmó que en julio organizará una megafiesta en Mallorca.
Me voy a ocupar también de seleccionar la música, sorprendió Nadal, conocido por sus gustos melódicos y lejano al perfil de ‘party-animal’. Nadal lleva ya casi una década en el máximo nivel en el circuito, y admite que no haber podido competir fue quizás lo más duro para él durante la larga ausencia por lesión.
Canalizó parte de esa tensión competitiva jugando torneos de golf, el único deporte que no ponía en peligro su recuperación. Ganó incluso algún torneo, pero cree que no hay que extraer mayores lecturas de ello.
Quinto del ránking mundial, Nadal aseguró que su rodilla va cada semana un poquito mejor, pero no piensa en la reconquista del número uno como prioridad. Su objetivo es, en cambio, estar en los Juegos Olímpicos de Río 2016, con la frustración aún presente de haberse visto obligado a renunciar a los de Londres 2012, en los que debía ser el abanderado español en la ceremonia inaugural.
Ese es el objetivo a largo plazo, sin ninguna duda: estar en las próximas Olimpiadas, admitió el medallista de oro en Beijing 2008. Me encantaría llevar la bandera, pero hay muchísimos deportistas españoles en condiciones de hacerlo.